El profesor Thomas Piketty se dedica a analizar la cuestión del reparto de la riqueza desde el siglo XIX hasta hoy considerando también sus consecuencias sociales. La tesis de Piketty consiste en señalar que cuando la tasa de rendimiento del capital sobrepasa sostenidamente el crecimiento de la producción y de los salarios (caso del s. XIX, que parece empezar a ser norma en el s. XXI), entonces "el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles, arbitrarias, poniendo en cuestión los valores meritocráticos sobre los que se fundan nuestras sociedades democráticas." No cree que el mercado por sí solo pueda autoregular tal situación, pues el mercado carece de moral, y además considera que existen "los medios para que la democracia y el interés general alcancen a retomar el control del capitalismo y de los intereses privados [...]."
Tras sus análisis y acopio de datos, que no considera sino ampliables y mejorables, Piketty concluye que el capitalismo de libre mercado contiene fuerzas cohesionadoras, por ejemplo las relacionadas con la difusión de los conocimientos y el desarrollo de las habilidades, pero también poderosas fuerzas divergentes que amenazan los valores democráticos y de justicia social:
- "La principal fuerza desestabilizadora está ligada al hecho de que la tasa de rendimiento de capital r puede ser intensa y sostenidamente más elevada que la tasa de crecimiento de salarios y de la producción g. La desigualdad r > g implica que los patrimonios obtenidos en el pasado se recapitalizan más rápidamente que el ritmo de la producción y de los salarios. Esta desigualdad expresa una contradicción lógica fundamental. El emprendedor tiende inevitablemente a transformarse en rentista y a dominar más y más intensamente a aquellos que no poseeen más que su trabajo. Una vez constituido, el capital se reproduce por sí solo más rápidamente de lo que crece la producción. El pasado devora al futuro [...] Con un rendimiento medio del capital del orden del 4%-5% es probable que la desigualdad r > g vuelva a ser la norma en el S.XXI, como lo ha sido siempre en la historia y como lo fue todavía en el s. XIX y en la víspera de la I Guerra Mundial. En el s.XX han sido las guerras las que han hecho tabla rasa con el pasado y han reducido intensamente el rendimiento del capital, creando así la ilusión de una superación estructural por parte del capitalismo de aquella contradicción fundamental."
Piketty cree que para evitar todo ello conviene un impuesto progresivo anual sobre el capital:
- Tasa de 0,1% ó 0,5% por año para los patrimonios inferiores a 1 millón de euros.
- 1% patrimonios entre 1 y 5 millones €.
- 2% patrimonios entre 5 y 10 millones €.
- Entre 5% ó 10% patrimonios de varios centenares de millones de €.
Esta solución exige un alto grado de cooperación internacional y de integración política regional.
Piketty, Thomas. Le capital au XXIe siècle. Eds. Seuil, 2013.