Géraldine Schwarz (1974) cree que al mirar la historia de los desastres sociales acostumbramos a observar las atrocidades cometidas buscando a los criminales, a las víctimas y a los héroes; pero haciendo eso, olvidamos lo que para ella es una categoría central en los acontecimientos históricos: los Mitläufer. Serían aquellos que siguen la corriente. No están directamente implicados en crímenes, pero su actitud es de conformismo y cobardía, incluso de ceguera. Son fundamentales para el funcionamiento de los Estados o las ideologías criminales.
Aunque el término es alemán, el de los Mitläufer no es un fenómeno exclusivo de la Alemania nazi, sino muy universal, y muy extendido en la actualidad, aunque sigue sin prestársele la adecuada atención. Si no aprendemos de esa actitud mayoritaria de la sociedad como Mitläufer, podemos demasiado fácilmente repetir los errores cometidos en el pasado.
Géraldine Schwarz, de padre alemán y madre francesa, narra en su libro que descubre documentos en la casa familiar de Mannheim (Alemania) que muestran que su abuelo paterno, Karl Schwarz, fue miembro del partido nazi como otros muchos alemanes, aunque sin desempeñar ningún cargo o función más allá de la pertenencia formal. Descubrió también que Karl se había aprovechado de dos familias judías, los Löbmann y los Wertheimer, al comprarles a bajo precio sus empresas de petróleo en Mannheim puesto que aquellos se veían en la necesidad de intentar huir de Alemania hacia los EEUU.
Según Géraldine, su abuerlo Karl fue un Mitläufer.
Por otra parte, Géraldine investiga también la conducta en aquellos tiempos de su abuelo materno, un policía en el régimen de Vichy, y descubre comportamientos semejantes en la población francesa, en el marco de un régimen que colaboró con las deportaciones de judios, entre los que se encontraron las familias de los Löbmann y Wertheimer, atrapados en Francia en su intento de huída, y finalmente deportados a Auschwitz.
El libro profundiza en los acontecimientos haciendo aportaciones personales que se demuestran tan generalizadas que constituyen una descripción del modo cómo vivió aquellos acontecimientos la población en general, los Mitläufer, aprovechándose de ventajas antes que resistirse a ellas.
Géraldine quiere hacernos ver que la población que consiente es un elemento fundamental para la perpretación de las atrocidades.
Además de todo ello, lo que resulta de enorme interés, y que convierte el libro en un ensayo que va más allá de una historia cotidiana del nazismo, es el análisis de lo que pasó en las siguientes generaciones, la de su padre alemán y de su madre francesa, mostrando la diferente construcción, al menos en el tiempo, de la memoria histórica tanto en Alemania como en Francia.
Géraldine ve que la generación de su padre en Alemania se revolvió contra la amnesia y ceguera de los Mitläufer y finalmente en Alemania esa postura ha conducido a que se haya construido una sólida democracia basada en la presencia del recuerdo de aquella colaboración de los Mitläufer, haciendo que la sociedad esté muy prevenida ante el exceso de poder en cualquier tipo de institución; mientras que en Francia la crítica hacia el colaboracionismo con el invasor alemán es más tardía y ello ha hecho, tal vez, que las jerarquías poderosas hayan resistido mejor.
Schwarz, Géraldine: Les Amnésiques. Flammarion, Paris, 2017.