domingo, 25 de septiembre de 2022

Cohen: La vida del galerista Leo Castelli

 

Annie Cohen-Solal es una historiadora francesa conocida por sus aportaciones sobre Jean Paul Sartre, de entre las que destaca una biografía convertida en referencia. Su tío abuelo fue el escritor Albert Cohen. Como agregada cultural de la embajada de Francia en Estados Unidos, con residencia en New York, mantiene numerosos contactos con intelectuales y agentes del mundo del arte americano. Uno de estos personajes es Leo Castelli, sobre el que en 2010 publicará Leo and His Circle.
El ensayo sobre la vida de Castelli es un ensayo apasionante sobre la Europa del s.XX y el exilio de intelectuales y gente pudiente causado por las guerras, así como el establecimiento de algunos de estos, especialmente Castelli, en EEUU; y su influencia en el desarrollo del arte contemporáneo norteamericano de la segunda mitad del s. XX. Cohen narra cómo Castelli se convirtió casi en su profesor de arte estadounidense maravillándola con su inmensa influencia en el mundo del arte en tanto que galerista en New York.
Años después, tras la muerte de Castelli, Cohen se decide a escribir un ensayo sobre el personaje que tanto le ha fascinado y en la introducción confiesa que "la historia de la familia de Leo Castelli discurría en paralelo a la propia historia del arte, comenzando en la Toscana renacentista, desarrollándose a través de la Italia barroca, la Viena expresionista, la Bucarest modernista y el París surrealista, desembarcando en el Nueva York del expresionismo abstracto, para asistir finalmente al surgimiento de los artistas del posdadaísmo, el pop y el minimalismo de la última parte del siglo XX."
Castelli rechazaba considerarse un marchante de arte, para afirmar que era un humilde galerista. A sus 50 años abrió su primera galería a partir de la cual revolucionaría el estatus de los artistas estadounidenses, hasta ese momento en posición secundaria respecto de los europeos, y cambió las reglas del mercado del arte.
Antes de ello vivió los avatares de la primera mitad del s. XX en Europa, desde Trieste hasta Paris, pasando por Bucarest. Trieste es un santuario para los judíos sefardíes expulsados de España y otros lugares europeos durante el s. XV, concediéndoles ciertos permisos comerciales de los que no disponían en otras partes por su persecución religiosa, que es el origen de sus referencias familiares y que, mucho tiempo después, traerá como consecuencia para Leo una historia de persecuciones, guerras, rupturas y traslados ya en el s. XX.
Leo Krausz (después Castelli) nace en 1907; se convierte en un joven de diecisierte años, ratón de biblioteca, que consume toda la literatura universal. Estudia Derecho en Milán, con tan poco interés por el Derecho como respecto de las actividades comerciales de su padre, por las que debe residir en Bucarest, lo que le permite establecer contacto con las vanguardias (Brancusi, Tzara...) cuya capacidad de transgresión y planteamientos radicales no tenían rival en Europa (Duchamp, Ray, Aragon, Breton). En Bucarest se casa en 1933 con la rica heredera Ileana Schapira y se dedican a disfrutar coleccionando objetos artísticos. En 1935 se instalan en Paris, una ciudad en efervescencia cultural y artística (Miró, Picasso, Dalí, Magritte, Ernst...) a la que se entrega la pareja. Por este tiempo, se produce la italianización de la política fascista de modo que la familia Krausz debe añadir el apellido "Castelli", y las cosas van cada vez a peor en Italia para los Krausz-Castelli. En 1938 el embajador alemán en Rumanía aconseja a los Schapira que se vayan lo antes posible por las crecientes amenazas a la población judía, por lo que se trasladan a Cannes. El avance de Hitler no se detiene. Finalmente la familia Schapira-Castelli se trasladará a Estados Unidos. Castelli era asiduo del Museum of Modern Art (MoMA) de New York  en el que los artistas europeos exponían, y a quienes Castelli conocía personalmente por su estancia en Paris.
Castelli se alistó en 1942 en el ejército de Estados Unidos. El sargento Castelli volvió en 1944 a Bucarest formando parte de una unidad de inteligencia por sus conocimientos de Europa. Tras el fin de la guerra, ya de vuelta a New York, Castelli se empapó de las posibilidades artísticas de la ciudad y especialmente conoció al director artístico del MoMA, Alfred Barr, con quien profundizó en el conocimiento del arte contemporáneo europeo. A Castelli le parecía inadmisible la falta de presencia de artistas estadounidenses en el MoMA, y ahí empezó su actividad consistente en amparar y organizar la presencia de dichos artistas locales en el mercado del arte: Gorky, Pollock, De Kooning, Rothko...
Castelli tuvo siempre una percepción adelantada sobre los nuevos artistas que se convertirían en primeras figuras. El ensayo de Cohen nos detalla las peripecias de las compras, los acuerdos de Castelli con los artistas para favorecer su entrega a la producción artística, las interioridades de las negociaciones con los museos y las galerías organizando exposiciones de promoción y la no menos importante relación con los compradores de arte que, a la postre, sostienen todo el entramado del mercado del arte.
La obra está llena de detalles que encantarán a todas las personas interesadas en el mundo del arte contemporáneo.
Cohen-Solal, Annie: Leo and His Circle. New York, 2010.



domingo, 22 de mayo de 2022

Ekiert: Democracia vs. Autoritarismo en el s. XXI

 


Grzegorz Ekiert es un especialista sobre Europa del Este que analiza la evolución de las democracias y los sistemas autoritarios en el s. XXI viendo que, mientras el siglo XX había sido una historia de creciente triunfo de la democracia liberal, en el mundo crece ahora un proceso iliberal que conduce a sistemas de virulentos nacionalismos autoritarios o dictatoriales, aumenta el número de países en los que crece el autoristarismo (Freedom House report 2022, nonprofit and nonpartisan org.) así como el número de personas que vive bajo estos regímenes (V-Dem report 2022, University of Gothenburg) que ha pasado a ser de un 49% en 2011 a un 70% de la población mundial en 2021.

¿Por qué la democracia está declinando frente a las autocracias?
Según Ekiert se han ido presentado diversas explicaciones que conviene considerar.
La primera es la tesis de que cuando las democracias trasladan la percepción de que están en crisis, sus enemigos ya no esconden sus ambiciones autoritarias (Mounk: The Atlantic, 24.02.2022), de modo que buscan crear un nuevo orden mundial que se acomode mejor a sus intereses (Rachman: FT, 23.01.2022).
La segunda tiene que ver con que un conjunto de hombres fuertes están llegando al poder en países muy diversos, de modo que ello está cambiando la política mundial en el sentido de que estaríamos en el mayor asalto a los valores democráticos liberales desde 1930 (Rachman: The Age of the Strongman, 2022).
La tercera explicación defiende la tesis de que en la actualidad las autocracias no están lideradas por un chico malo, sino por redes sofisticadas compuestas de estructuras financieras cleptocráticas, servicios de seguridad (militares o paramilitares), y propagandistas profesionales (controlando intensamente la información y la comunicación); que, además, están conectados no sólo dentro de un país sino internacionalmente entre ellas de manera cooperativa como nunca antes en la historia (Applebaum: The Atlantic, 15.11.2021). Por otro lado, estos regímenes aceptan el capitalismo de Estado liderado por sus autocracias.
Ekiert quiere resaltar que, aparte de que los enemigos de la democracia liberal están acelerando los ataques y están siendo más efectivos esquivando las normas y las instituciones que sostienen las libertades básicas, además de que están colaborando más entre ellos para hacer lo mismo, y que tal amenaza es el resultado de 16 años de declive de la libertad global, hay un giro de las autocracias desde sus formas más suaves a las más fuertes. Ekiert trae a colación que para Friedman el aspecto más peligroso del mundo actual consiste en el hecho de que «Putin tiene más poder incontrolado que cualquier otro líder ruso desde Stalin; y Xi tiene más poder incontrolado que cualquier otro líder chino desde Mao. Ahora bien, en el tiempo de Stalin sus excesos estaban estrechamente confinados a Rusia y a sus países fronterizos, así como en el tiempo de Mao China estaba aislada y sus excesos afectaban solo al pueblo chino» (Friedman: We have never been here before, NYT 25.02.2022).
Por otro lado, Ekiert quiere analizar (Freedom House report 2021) el desarrollo actual de antiguos países del este de europa de la órbita soviética que aportan una serie de sorpresas tras 30 años desde su transformación hacia la democracia, viendo que aumenta el número de estos países en los que la democracia está sufriendo retrocesos. Desde 2005 hasta 2021 los únicos dos países que han mantenido el mismo nivel democrático son Estonia y Croacia. Por lo tanto, el resto se están deslizando hacia atrás. Así, en casi todos esos países empezamos a ver aquello que establece el test de Levitsky y Ziblatt:

  •     Bajo compromiso con las reglas democráticas (crisis constitucional) y el imperio de la ley. 
  •     Deslegitimización de la oposición. 
  •     Tolerancia de la violencia. 
  •     Intentos de restricción de las libertades civiles y la libertad de los medios de comunicación.

    Ekiert analiza los casos y observa una serie de hallazgos paradójicos; a saber, el primero es que el momento en el que estos países alcanzaron índices de mayores libertades fue a los muy pocos años desde su transición, disfrutando entonces de más libertades de las que tienen en la actualidad; el segundo es que durante los últimos 30 años nunca han incrementado las libertades.
    La gran pregunta para Ekiert es: ¿Cómo explicamos esto? ¿qué es lo que está ocurriendo en esta parte del mundo para que en estos países se de un giro desde la democracias para caminar hacia el autoritarismo?
    Según Ekiert, las explicaciones disponibles en la discusión actual acerca de las causas de este giro son las siguientes:

  •     Las reformas y políticas impuestas por el neo-liberalismo económico que provocan el crecimiento de las desigualdades y los recortes en el estado de bienestar.  
  •     La forzada imitación del mundo occidental (por ejemplo el forzado acceso a la UE). 
  •     El surgimiento del populismo y los partidos nacionalistas más radicales en dichos países debilitando el inicial consenso liberal y emergiendo como un bloque nacional.
  •     La introducción de leyes autocráticas y las políticas iliberales por parte de líderes y partidos políticos en el gobierno (Scheppele).


Según Ekiert todas estas explicaciones tienen algo de verdad, pero él cree que hay otros elementos que se deben considerar para explicar el giro producido, para lo cual hay que concentrarse en algunos casos particulares.
Polonia tomó la delantera en los años ’90 con Walesa mostrando el camino de la libertad a todos los países de su entorno, y ahora está gobernado por un partido político radical nacionalista de tendencias autoritarias, pero a la vez muestra un gran éxito en su desarrollo económico, según datos del Banco Mundial, que el año pasado cambió a Polonia de ser considerado como un país con ingresos medios a ser considerado ahora como un país con estatus de altos ingresos:

  •     Desde 2005 el índice de probreza ha descendido del 54% a menos del 20% en 2014.
  •     Disfruta de una baja tase de desigualdad, siendo del 32,08 según el índice Gini.
  •     El PIB per capita ha crecido desde los 8.000 $ en 1990, a superar los 26.000 $ en 2015.

    Este progreso se ha conseguido en las dos últimas décadas.
    Entonces ¿qué ha pasado? La cuestión según Ekiert no son los datos económicos, sino las percepciones políticas. Si observamos las percepciones de la gente acerca de la situación de las familias, al responder a la pregunta «¿Le va bien a su familia o le va mal a su familia?«, las respuestas dadas cuando empezó su transición alrededor de 1992, eran que menos del 20% declaraban que a sus familias les iba bien, pero en 2019 el porcentaje era del 70%; al mismo tiempo, el número de polacos que declaraban que a sus familias les iba mal ha descendido de un 40% al inicio de la transición, hasta menos del 10% en 2019. Por tanto, la percepción de la gente es que la situación económica es mejor que nunca. Y este es el momento en que esos partidos autoritarios han ganado en poder. Entonces ¿qué nos estamos perdiendo? ¿Por qué esos partidos aumentan su apoyo? ¿Por qué Orban en Hungría, pese a todos los ataques a la libertad por parte de su partido, ha conseguido mantener el apoyo popular? Cree Ekiert que la explicación no se puede encontrar en que esos dos países han sido víctimas de una determinada transición económica.
    La tesis que Ekiert defiende para encontrar una adecuada explicación a las anteriores preguntas es que hay una profundamente asentada preferencia por el autoritarismo en los países de la europa central y del Este. Así, según Ekiert, el problema en Polonia no es que tenemos un determinado gobierno en el poder, que estaría construyendo un Estado mafioso, permitiendo la corrupción y la impunidad, sino que dicho gobierno ha obtenido y obtiene mayorías parlamentarias. Según Ekiert, Jaroslaw Kaczynski (el actual líder ultraconservador del partido Justicia y Libertad) fue el primero en descubrir que a una sustancial parte del electorado -la suficiente para sostenerle- no le importa la democracia liberal, el capitalismo, el pluralismo y la libertades y otros elementos importados de occidente. Kaczynski decidió consolidar ese electorado alrededor de la familia, la tradición, el Estado paternal, los mitos nacionales y el folclore religioso (Jerzy Baczynski: Polityka, 24.03.2021).
    Por tanto, cree Ekiert, es necesario reconocer que hay significantes segmentos de la población en estos países que son antiliberales y que tienden a apoyar las políticas autoritarias. Esto es, los discursos políticos de la derecha con el rabioso nacionalismo, su homofobia, racismo y fundamentalismo religioso, son efectivos porque obtienen resonancia entre partes significativas del electorado (Bonikowski, 2017). De modo que hay un problema cuando se quiere construir democracias sin demócratas.
    Al inicio de la transición se iniciaron unas instituciones que impulsaron la democracia. Ahora sabemos que se fracasó en tal manipulación institucional. No se puede transformar a no-demócratas en demócratas cambiando instituciones simplemente, sino mediante el esfuerzo de educar a la gente asegurando que los valores liberales son apoyados por la sociedad y el Estado.
    ¿Cuáles son los puntos de vista de la población que prefiere los autoritarismos?

  •     Escepticismo hacia las instituciones representativas, rechazo de los valores liberales y apoyo a políticos plebiscitarios y de fuerte autoridad.
  •     Apoyo a los rasgos psicológicos de la personalidad autoritaria: apoyo al orden, al patriarcado, a los valores conservadores, respeto a la tradición, etnonacionalismo.
  •     Sentimiento característico de comunidades locales: familiarismo amoral, no les importan los demás (Banfield), tiranía de los primos (Gellner).
  •     Secularización detenida. Se trata de sociedades que han vivido 50 años en el comunismo, y ahora son las sociedades más religiosas de Europa hoy en día, con muy profundo conservadurismo católico u ortodoxo.
  •     Histeria política / ansiedad sobre la identidad.


Ekiert presenta algunas evidencias para apoyar su tesis mostrando que las encuestas en dichos países revelan lo siguiente:

  •     Bajo apoyo a los valores democráticos.
  •     Gran diferencia entre los valores culturales entre los países del Este o del Oeste de Europa.
  •     En dichos países se tiende a considerar a su propia cultura como superior.
  •     En cuanto a la Religión, más del 80% de su población declaran que creen en Dios y que forman parte de las prácticas religiosas. Por otro lado, se ve que se produce un declinar paulatino de la participación en las misas de los domingos, pero al tiempo que aumenta la gente que toma la comunión cada domingo; esto es, hay un incremento de la minoría más fundamentalista.


En suma, Ekiert recopila sus conclusiones acerca de lo que explica realmente el hecho del declive democrático en los países de Europa central y del Este:

  •     El autoritarismo va ganando porque tiene un importante apoyo de la gente en sus países y de sus aliados internacionales.
  •     La modernización cultural requiere tiempo y la democracia necesita demócratas para poder funcionar y sobrevivir. Estos países están lejos de los valores democráticos, por lo que habría que trabajar mucho en la educación de los jóvenes.
  •     El apoyo al autoritarismo varía entre las regiones pero es muy significativo casi por todas partes y mucho más elevado que en occidente. Es necesario reconocer las preferencias que expresan los votantes para entenderlo. No votan autoritario por la situación económica, sino por sus valores.
  •     El comunismo no modernizó sus sociedades, sino que por el contrario preservó el tradicional y antiliberal sistema de normas y valores previos con profundas raíces históricas.
  •     Las Iglesias y el sector derechista de la sociedad civil son los principales portadores de valores antiliberales y de un creciente y virulento nacionalismo.
  •     El crecimiento del nacionalismo y autoritarismo no es una respuesta a eventos o crisis específicos; sino que constituye una mayoría estable y silenciosa que retoma su voz cuando los partidos populistas y nacionalistas concurren y ganan las elecciones.

    Así, concluye Ekiert, el problema al que se enfrenta el mundo es el declive de las democracias, el ascenso de los valores autoritarios y el surgimiento de fuertes dictaduras como consecuencia de todo ello.

domingo, 17 de abril de 2022

Clausewitz: Sobre la guerra

 


Clausewitz fue más allá de lo habitual en su libro Vom Kriege [Sobre la guerra]. Como militar, ultrapasó el camino de la tradición militar romana de explicar la tecnicidad de la guerra para oficiales, a modo de manuales de procedimiento. Quiso explorar el fenómeno de la guerra para entenderlo mejor en todas sus manifiestaciones, sean tanto tangibles como psicológicas, partiendo de la tesis de que los manuales técnicos no resultan de aplicación para todos los casos reales de guerra. Por el contrario, una mejor comprensión de la esencia de la guerra podría ayudar a los líderes a gestionarla y, en su caso, ganarla.
Clausewitz consideraba la guerra como un eterno fenómeno humano, y el pesimismo al respecto acompañó su vida entera:

  • "No nos gusta escuchar a los generales decir que vencen sin sangre humana. Si la batalla sangrienta es solo una horrible charlotada, entonces tiene que ser la ocasión para dar más valor a las guerras; pero no para, por humanidad, desafilar poco a poco la espada que se empuña, hasta que entretanto alguien venga con una bien afilada que nos separe los brazos del cuerpo" (Libro 4, capítulo II, 155).

Clausewitz fue estudiado intensamente en el siglo XX. Stalin lo consideró el símbolo de la estrategia del fascismo alemán, al que venció y por ello rechazó su análisis como algo malo e inútil. Al principio de la Guerra Fría se rechazó como irracional la famosa tesis de Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios, dado el contexto de la amenaza nuclear. Pero más tarde, cuando se hizo claro que la guerra no era solamente un conflicto en Europa o entre las grandes potencias de una manera directa, Clausewitz fue revisitado de nuevo.
Obviamente era difícil para Clausewitz prever los desarrollos posteriores incrementando la presencia del derecho internacional y de las organizaciones internacionales, como la ONU, que aspiraban a un mundo en el que la guerra fuera ilegal y solo utilizada por entidades excluídas de la comunidad de naciones.
Clausewitz había leído a Maquiavelo, que ya consideraba la guerra como una de las herramientas del príncipe para sus fines políticos. También a Guibert (1743-90), que había mostrado la diferencia entre las pasadas guerras del Antiguo Régimen y las actuales, así como a Grotius y a Rousseau.
Friedrich Wilhem III de Prusia, bajo la ocupación francesa, se alió con Napoleón contra Rusia. Clausewitz, hasta entonces oficial prusiano, ofreció sus servicios a Rusia. Desde el lado ruso participó en la resistencia a Napoleón. Quedó impresionado por el hostigamiento constante a las fuerzas francesas por campesinos rusos armados con lo que fuera, lo que propulsó su idea de armar al pueblo. Observó las dificultades de los franceses ante el tamaño del país que intentaban ocupar, la anchura de sus ríos, la dificultad de sus malas carreteras, la fuerza del invierno, y la determinación del pueblo ruso; todo lo cual redujo el ejercito de Napoleón desde los 600.000 soldados iniciales hasta los 20.000 al final, para hacer frente a los 180.000 soldados rusos. La lección que obtuvo Clausewitz fue la de la superioridad de la estrategia defensiva sobre la ofensiva.
En 1812 Prusia abandonó la alianza con Francia y en 1813 declaró la guerra a Francia, comenzando la 'guerra de liberación' de Prusia, de la opresión francesa, según la visión de Clausewitz, que volvió así al servicio prusiano, promoviendo la insurrección de Königsberg. Tras la victoria contra Napoleón, quedó relegado a un puesto docente a causa de su previo abandono de Prusia en favor de Rusia, Murió a los 51 años afectado por un brote de cólera durante una campaña.
La definición de guerra de Clausewitz es que "la guerra es un acto de fuerza para obligar a nuestro enemigo a que haga nuestra voluntad" (Libro I); por lo que la victoria no consiste meramente en la muerte del enemigo o en ganar una batalla, sino en imponer nuestra voluntad. Un siglo después, Henry Kissinger diría que  "un ejercito convencional pierde si no gana; mientras que la guerrilla gana si no pierde." Si un gran ejército no impone su voluntad a la población, puede perder la guerra, pues la gente puede obligar a retirarse a un superior ejército de ocupación asegurando una constante hemorragia mediante ataques terroristas que nunca dejen en paz al adversario, como le ocurrió a Napoleón en Rusia.
Junto a la tesis de la superioridad de la estrategia defensiva sobre la ofensiva, Clausewitz defiende la tesis de la guerra como función de las políticas perseguidas por las entidades en lucha, pero los objetivos políticos no son la única variable de la guerra, sino que hay una trinidad de variables, que pueden ser más o menos profundas y determinar así el tipo de guerra. El primer elemento tiene que ver con la violencia, odio y enemistad; las cuales se asocian con las pasiones del pueblo, de modo que cuanta mayor población esté envuelta en la guerra, mayor identificación con la misma y mayor violencia habrá. El segundo es la probabilidad y el azar, que interpela más al talento y valentía de los comandantes militares. La tercera dimensión corresponde más al gobierno y los propósitos políticos de la guerra. La guerra es una función de las tres variables dependientes del gobierno, el ejército y la población.
Tras la Guerra Fría, y la preeminencia de actores de guerra no estatales (guerrillas, insurgentes, terroristas...), parecía que éstos quedaban fuera de aquellas categorías, pero otros creen que siguen siendo una herramienta eficaz para comprender la guerra. Todavía más si consideramos las variables como interconectadas entre sí: la tendencia a la violencia puede o no ser reducida por los líderes políticos, el ejército puede o no estar influenciado por la pasión o desinterés de la población, las victorias o derrotas militares pueden o no suscitar pasiones populares, y los líderes políticos pueden o no perseguir cuidadosamente sus fines como para haber preparado bien el ejército para sus propósitos.
Buena parte del libro se dedica también a aspectos menos filosóficos de la guerra, pero incluso en ellos, se resaltan aspectos que siguen siendo de carácter conceptual. Clausewitz consideró importante atacar el centro de gravedad del adversario; ahora bien, pasó de considerar que atacar dicho centro era atacar las fuerzas principales del adversario en una especie de batalla decisiva venciendo al enemigo de manera sangrienta al estilo napoleónico, a pasar a considerar que el centro de gravedad del enemigo podría ser tambien la moral en general del enemigo o su voluntad de continuar en la lucha. En ese último caso, una victoria en el campo de batalla no sería suficiente. Según Clausewitz, la dominación de la voluntad del enemigo, como objetivo de toda guerra, aporta otra noción importante que es la perspectiva de la escalación. Para romper la voluntad del enemigo de continuar con la guerra, hay que conducirle al punto de amenazarle con algo tan terrible, ofrecerle una visión de futuro tan insoportable, que prefiera antes rendirse que seguir con el riesgo de sufrirlo. Este elemento ha sido importante en las estrategias nucleares del s. XX y lo sigue siendo hoy.

Carl von Clausewitz: Vom Kriege [Sobre la guerra]. Berlin, 1832.
Beatrice Heuser: Introduction, en Clausewitz: On war. Oxford, 2007.

domingo, 27 de febrero de 2022

Alemania y la guerra en Ucrania

El Canciller alemán Olaf Scholz ha pronunciado hoy un discurso en el parlamento alemán en relación con la invasión de Ucrania por Rusia, que configura un cambio histórico en la política exterior y de defensa alemana.
Extraemos
a continuación lo esencial de su discurso.
Scholz ha enjuiciado la invasión de Ucrania por Rusia del 24.02.2022 como un cambio histórico en la historia de Europa, puesto que se trata de una agresión inhumana, contraria al derecho internacional e injustificable, que trae la guerra a Europa.
Scholz considera que el mundo ha cambiado. Cree que se ha planteado la cuestión de si la fuerza puede romper el derecho; de si dejamos que Putin nos haga retroceder a las potencias del siglo XIX; o de si vamos a reunir la fuerza para ponerle límites a los belicistas, para lo cual necesitamos nuestra propia fuerza. Scholz responde que sí, que asegurará la libertad, democracia y prosperidad.
Insiste en que con la invasión de Ucrania, Putin no sólo quiere borrar del mapa a un país, sino que hace añicos el orden de seguridad europeo vigente desde el Acta final de Helsinki, y también se ha situado al margen de toda la comunidad internacional.
Scholz recuerda que se ha llevado la cuestión al Consejo de seguridad de la ONU para considerarla como una rotura infame del derecho internacional, lo que Moscú ha impedido por su deshonroso veto como miembro permanente de dicho Consejo.
Considera que Putin ha puesto en peligro la seguridad en Europa y afirma: "Aceptamos el desafío que el tiempo nos ha presentado, con seriedad y decisión."
Scholz plantea las cinco tareas que tiene por delante:

  • 1. Apoyar a Ucrania en esta situación desesperada en la que la gente defiende su patria luchando por la libertad y la democracia, puesto que como demócratas los europeos debemos estar con ellos.
  • 2. Hacer que la guerra sea una catástrofe para Rusia adoptando sanciones, que no cambiarán las cosas de la noche a la mañana, pero que harán que la esfera dirigente de Rusia experimente el alto precio que pagarán. Considera Scholz que se trata de la guerra de Putin, no de la guerra del pueblo ruso, en cuyas ciudades los ciudadanos rusos están protestando con coraje contra la guerra aceptando valientemente arrestos y castigos. Pide a estos rusos y a los ucranios que no se rindan, porque la libertad, la tolerancia y los derechos humanos también prevalecerán en Rusia.
  • 3. Scholz quiere evitar que la guerra se extienda a otros países de Europa, por lo que Alemania cumplirá con el deber de asistencia en la OTAN, y se lo ha dicho a los países de Europa central y oriental que están preocupados por su seguridad, de modo que se compromete a defender cada metro cuadrado del territorio de la Alianza. El ejercito alemán está ampliando el apoyo a los aliados.
  • 4. Scholz declara que Putin quiere construir un imperio ruso reorganizando las condiciones en Europa de acuerdo con sus ideas sin rehuir la fuerza militar, lo que hoy vemos en Ucrania. Por lo tanto, insiste en que tenemos que preguntarnos qué capacidades tiene la Rusia de Putin, y que habilidades necesitamos para contrarrestar esa amenaza hoy y en el futuro; quedando claro que hay que invertir significativamente más en la seguridad para proteger nuestra libertad y nuestra democracia. El objetivo es un ejercito eficiente, altamente moderno y que nos proteja de manera confiable. Afirma Scholz que va a establecer un fondo económico especial para este fin, que en 2022 se dotará ya de 100.000 millones de euros; y que de ahora en adelante se invertirán en defensa más del dos por ciento del PIB de cada año. Pide Scholz al Parlamento que esto se asegure a través de una modificación de la Constitución. Scholz insiste en que este aumento no es para satisfacer las demandas de los aliados, sino por la propia seguridad de Alemania, para lo que también se necesita la cooperación para el desarrollo, fortaleciendo la resiliencia contra los ataques cibernéticos y campañas de desinformación, así como contra los ataques a las infraestructuras críticas y canales de comunicación. De modo que hay que mantenerse tecnológicamente al día. Y también hay que construir la próxima generación de aviones de combate y tanques con los socios europeos, firmando también contratos para el "euro drone", y diversas mejoras en la aviación militar. Por ello, quiere Scholz garantizar la seguridad energética de Alemania, por lo que se va a cambiar el rumbo para superar la dependencia de proveedores de energía individuales. Para el objetivo de la neutralidad en CO2 en 2045, va a aumentar las reservas de carbón y gas, de gas natural, comprándolo en los mercados de la UE, habilitando terminales de gas licuado que mañana puedan albergar hidrógeno verde. Al mismo tiempo, como la guerra de Putin ha aumentado los precios, va a establecer paquetes de alivio para las personas que necesitan viajar, o con bajos niveles de ingresos y subsidios para familias y empresas. Scholz insiste en que para Alemania y para todos los demás estados miembros de la UE, no solo hay que preguntar qué puedes sacar de Bruselas para tu propio país, sino preguntar ¿cuál es la mejor decisión para la Unión? Afirma que "Europa es nuestro marco de actuación. Sólo si comprendemos esto seremos capaces de enfrentar los desafíos de nuestro tiempo."
  • 5. Scholz considera que la guerra de Putin es un punto de inflexión para la política exterior de Alemania. Practicará tanta diplomacia como sea posible sin ser ingenuo. Y añade que "... no ser ingenuo también significa: no hablar por hablar. El diálogo real requiere voluntad de ambas partes. Putin claramente carece de eso, y no solo en los últimos días y semanas." Aun así, no cancelará las conversaciones con Rusia por responsabilidad y por mantener la acción diplomática.

Scholz garantiza que defiende la paz en Europa, que nunca aceptará la violencia como herramienta política y que defenderá la resolución pacífica de los conflictos, por lo que no descansará hasta que se asegure la paz en Europa, conjuntamente con los "amigos y socios en Europa y en todo el mundo." Dice que a los convenios y alianzas con ellos debemos más de 30 años de prosperidad y paz. Y que si no queremos que esos 30 años sean una excepción, hay que mantener unida la Unión Europea, fortalecer la OTAN y construir relaciones aún más estrechas. Y termina con las siguientes palabras en el Parlamento alemán: "Agradezco a todos los que están con nosotros en estos tiempos por una Europa libre y abierta, justa y pacífica. Lo defenderemos."


 









sábado, 29 de enero de 2022

Géraldine Schwarz: Los amnésicos

Géraldine Schwarz (1974) cree que al mirar la historia de los desastres sociales acostumbramos a observar las atrocidades cometidas buscando a los criminales, a las víctimas y a los héroes; pero haciendo eso, olvidamos lo que para ella es una categoría central en los acontecimientos históricos: los Mitläufer. Serían aquellos que siguen la corriente. No están directamente implicados en crímenes, pero su actitud es de conformismo y cobardía, incluso de ceguera. Son fundamentales para el funcionamiento de los Estados o las ideologías criminales.
Aunque el término es alemán, el de los Mitläufer no es un fenómeno exclusivo de la Alemania nazi, sino muy universal, y muy extendido en la actualidad, aunque sigue sin prestársele la adecuada atención. Si no aprendemos de esa actitud mayoritaria de la sociedad como Mitläufer, podemos demasiado fácilmente repetir los errores cometidos en el pasado.
Géraldine Schwarz, de padre alemán y madre francesa, narra en su libro que descubre documentos en la casa familiar de Mannheim (Alemania) que muestran que su abuelo paterno, Karl Schwarz, fue miembro del partido nazi como otros muchos alemanes, aunque sin desempeñar ningún cargo o función más allá de la pertenencia formal. Descubrió también que Karl se había aprovechado de dos familias judías, los Löbmann y los Wertheimer, al comprarles a bajo precio sus empresas de petróleo en Mannheim puesto que aquellos se veían en la necesidad de intentar huir de Alemania hacia los EEUU.
Según Géraldine, su abuerlo Karl fue un Mitläufer.
Por otra parte, Géraldine investiga también la conducta en aquellos tiempos de su abuelo materno, un policía en el régimen de Vichy, y descubre comportamientos semejantes en la población francesa, en el marco de un régimen que colaboró con las deportaciones de judios, entre los que se encontraron las familias de los Löbmann y Wertheimer, atrapados en Francia en su intento de huída, y finalmente deportados a Auschwitz.
El libro profundiza en los acontecimientos haciendo aportaciones personales que se demuestran tan generalizadas que constituyen una descripción del modo cómo vivió aquellos acontecimientos la población en general, los Mitläufer, aprovechándose de ventajas antes que resistirse a ellas.
Géraldine quiere hacernos ver que la población que consiente es un elemento fundamental para la perpretación de las atrocidades.
Además de todo ello, lo que resulta de enorme interés, y que convierte el libro en un ensayo que va más allá de una historia cotidiana del nazismo, es el análisis de lo que pasó en las siguientes generaciones, la de su padre alemán y de su madre francesa, mostrando la diferente construcción, al menos en el tiempo, de la memoria histórica tanto en Alemania como en Francia.
Géraldine ve que la generación de su padre en Alemania se revolvió contra la amnesia y ceguera de los Mitläufer y finalmente en Alemania esa postura ha conducido a que se haya construido una sólida democracia basada en la presencia del recuerdo de aquella colaboración de los Mitläufer, haciendo que la sociedad esté muy prevenida ante el exceso de poder en cualquier tipo de institución; mientras que en Francia la crítica hacia el colaboracionismo con el invasor alemán es más tardía y ello ha hecho, tal vez, que las jerarquías poderosas hayan resistido mejor.
Schwarz, Géraldine: Les Amnésiques. Flammarion, Paris, 2017.