Tomás Llorens critica varias tesis de Arthur C. Danto.
La tesis de Danto de que con Andy Warhol el arte había muerto (de éxito) puesto que sus cajas Brillo de 1964 alcanzaban por fin el más alto grado de mimetismo entre la obra de arte y la realidad (embodied meanings), según Llorens se ve debilitada por el hecho de que ya Duchamp en 1917 presentó como objeto de arte un urinario al que llamó Fontaine, antecedente del dadaísmo y surrealismos del s. XX. Así, tal vez podría considerarse que las cajas Brillo son un ejemplo más del ready made, de modo que aquel deceso del arte duraría ya un siglo. Algo así como el fin de la historia anunciado por Francis Fukuyama.
La tesis de Danto de que la aportación estético-filosófica del s. XX sería afirmar la negación de la belleza como criterio de creación artística (a saber, la crítica de la belleza de Duchamp con su Fontaine), según Llorens se compadece mal con el Bosco, Brueghel, Goya, y con el hecho de que ya en el s. XVIII el filósofo Edmund Burke afirmara que las cosas sólo pueden ser sublimes en la medida en que no sean bellas. Lo bello nos acercaría al placer, mientras que lo sublime nos anunciaría el terror y violencia de lo infinita y magnificientemente poderoso.
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