Aunque había alguna sospecha de que no era así, se había creído que en las democracias occidentales los representantes políticos conducían la marcha de la sociedad; pero la crisis actual ha puesto de manifiesto el gran poder político de los grupos de poder económico, al margen de la representatividad política, entre otras cosas porque las democracias occidentales se han puesto en sus manos al vivir sumidas en la deuda.
Diversos análisis nos han permitido ir viendo cómo la elección presidencial en EEUU está condicionada enormemente por el poder económico y nos hacen ver ahora con la crisis que las exigencias de ese poder económico es capaz de deslegitimar al propio fundamento del modelo social del capitalismo: la economía de mercado.
Antón Costas aporta su perspectiva sobre este debate concluyendo que "si la política no recobra su autonomía frente a los mercados financieros, y la sociedad no es capaz de manifestar su indignación ante estas conductas, no habrá límites eficaces a la economía especulativa, a la volatilidad financiera y a la desigualdad." Cree que esto conduciría a una creciente "ingobernabilidad de nuestras sociedades democráticas".
Organiza sus afirmaciones en 5 puntos:
1. El rescate público de los bancos, con el argumento de que son demasiado grandes para caer, culpabiliza a las víctimas y aumenta la desigualdad; por lo que puede provocar el desprestigio de la política democrática.
2. La crisis de 2008 no se entiende sin una concepción global no meramente económica, sino más comprensiva que incluye otras disciplinas.
3. Los economistas explican la crisis por "fallos" de la desregulación financiera; por "errores" de una prolongada política de bajos tipos de interés; por "desequilibrios globales" que llevaron a los ahorradores a financiar la burbuja de crédito; y por la incapacidad de los Gobiernos que usaron el crédito barato para compensar la caída de ingresos de las clases medias y trabajadoras.
4. Los no economistas bucan las raíces de la crisis en una "quiebra moral" de la economía que arranca en los años '90 del s.XX, rompiéndose la tendencia a la reducción de la desigualdad y convirtiendo en modelo a "un personaje amoral, desacomplejado, libre de cualquier tipo de cortapisas, que lo quiere todo y ahora, que busca maximizar el valor de la acción y su rentabilidad inmediata, y no la creación de valor económico a largo plazo. Además, se beneficia del paraguas llamado 'riesgo moral': sabe que las consecuencias de sus acciones no las pagará él, sino la sociedad que vendrá a su rescate."
5. No se han adoptado las medidas oportunas para evitar las conductas "amorales", lo que requeriría "una refundación moral del capitalismo".
Costas, Antón. "Quiebra moral de la economía de mercado". El País, 18/04/2011, opinión.
Diversos análisis nos han permitido ir viendo cómo la elección presidencial en EEUU está condicionada enormemente por el poder económico y nos hacen ver ahora con la crisis que las exigencias de ese poder económico es capaz de deslegitimar al propio fundamento del modelo social del capitalismo: la economía de mercado.
Antón Costas aporta su perspectiva sobre este debate concluyendo que "si la política no recobra su autonomía frente a los mercados financieros, y la sociedad no es capaz de manifestar su indignación ante estas conductas, no habrá límites eficaces a la economía especulativa, a la volatilidad financiera y a la desigualdad." Cree que esto conduciría a una creciente "ingobernabilidad de nuestras sociedades democráticas".
Organiza sus afirmaciones en 5 puntos:
1. El rescate público de los bancos, con el argumento de que son demasiado grandes para caer, culpabiliza a las víctimas y aumenta la desigualdad; por lo que puede provocar el desprestigio de la política democrática.
2. La crisis de 2008 no se entiende sin una concepción global no meramente económica, sino más comprensiva que incluye otras disciplinas.
3. Los economistas explican la crisis por "fallos" de la desregulación financiera; por "errores" de una prolongada política de bajos tipos de interés; por "desequilibrios globales" que llevaron a los ahorradores a financiar la burbuja de crédito; y por la incapacidad de los Gobiernos que usaron el crédito barato para compensar la caída de ingresos de las clases medias y trabajadoras.
4. Los no economistas bucan las raíces de la crisis en una "quiebra moral" de la economía que arranca en los años '90 del s.XX, rompiéndose la tendencia a la reducción de la desigualdad y convirtiendo en modelo a "un personaje amoral, desacomplejado, libre de cualquier tipo de cortapisas, que lo quiere todo y ahora, que busca maximizar el valor de la acción y su rentabilidad inmediata, y no la creación de valor económico a largo plazo. Además, se beneficia del paraguas llamado 'riesgo moral': sabe que las consecuencias de sus acciones no las pagará él, sino la sociedad que vendrá a su rescate."
5. No se han adoptado las medidas oportunas para evitar las conductas "amorales", lo que requeriría "una refundación moral del capitalismo".
Costas, Antón. "Quiebra moral de la economía de mercado". El País, 18/04/2011, opinión.
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