A propósito de la renovada polémica provocada por la reciente película de Margarethe von Trotta titulada Hannah Arendt, Monika Zgustova repasa los motivos que hicieron de Arendt (filósofa alemana de ascendencia judía) una persona incómoda:
- El concepto de "banalidad del mal", que le permitió ver a Eichmann no como un enfermo demoníaco sino como un hombre normal que había adoptado la ideología nazi.
- La crítica de Arendt a la conducta de las asociaciones judías durante la guerra que habrían colaborado con la deportación de judíos.
- Las dudas de Arendt acerca de la legalidad a la hora de juzgar a Eichmann en Israel.
Algunos críticos sostienen que Arendt nunca llegó a entender a Eichmann y que aplicó el concepto de "banalidad del mal" inadecuadamente al caso de Eichmann. En cambio Zgustova sostiene que los críticos han leído a Arendt desde los prejuicios y por eso no reparan en que Arendt dibujó un Eichmann incluso más defensor de la "solución final" que Himmler, cuando ya se sabía perdida la guerra, precisamente porque está persuadido de la virtud de sus sangrientas acciones.
- "Sus ideas siguen molestando hoy como lo hicieron hace cincuenta años. Nada en la historia es blanco y negro, y los análisis de Arendt despiertan la animadversión de los que prefieren explicárselo todo con esquemas simples que no permitan la duda ni obliguen a reflexionar sin fin. Por ello es más preciso que nunca ir a la fuente y leer a Hannah Arendt, porque ella puso de manifiesto que el mal puede ser obra de la gente común, de aquellas personas que renuncian a pensar para abandonarse a la corriente de su tiempo. Y eso es válido también para los tiempos que vivimos."
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