sábado, 13 de octubre de 2012

Europa: Deuda y crisis política. Soprano y Enzensberger

Los Soprano es una serie televisiva de la HBO. En uno de los capítulos Tony Soprano, el capo de la familia mafiosa que tiene sus actividades en New Yersey (EEUU), presta dinero a un amigo pequeño empresario que está seguro de obtener grandes ganancias en una partida de póker de altos vuelos. La partida tiene sus altibajos pero finalmente el amigo queda desplumado, por lo que ha contraído una deuda con el capo mafioso. Confiado, el pequeño empresario le explica a su amigo las dificultades temporales para devolverle el dinero. Pero, para su desagradable sorpresa, antes que nada el capo le da una paliza con la que le hace ver que en asuntos de dinero no hay amigos y luego lo somete a un proceso mediante el que, para recuperar lo prestado, los mafiosos intervienen su pequeña empresa hasta agotarla y liquidarla al mejor postor.
Hace algún tiempo, cuando España se sumió con mayor virulencia en la crisis a causa de un gran endeudamiento privado y consideraba pedir ayuda financiera a la famosa "troika" (UE, FMI, BCE), se le preguntó a un periodista irlandés acerca de su experiencia anterior con el rescate de Irlanda, cuyo Gobierno había asumido las deudas del sistema bancario y estaba entonces en manos de la troika-prestamista que le iba a ayudar a salir del atolladero. Uno de los consejos orientadores que ofreció el periodista fue la siguiente aseveración: "No son vuestros amigos."
Hans Magnus Enzensberger, en El País, 27.09.2012, va más lejos en la precisión y dice que en Europa se ha producido la abolición del Estado de derecho y el secretismo con que se gobierna le suena a "omertá":
  • La abolición del Estado de derecho se proclama con toda franqueza en el Tratado sobre el Mecanismo de Estabilidad Financiera (MEDE). Las decisiones de los miembros que marcan la pauta en este organismo de rescate son inmediatamente efectivas desde el punto de vista del derecho internacional y no están vinculadas a la aprobación de los Parlamentos. Estos miembros se autodesignan, igual que en el antiguo régimen colonial, como gobernadores y, al igual que los directores, no tienen que rendir cuenta alguna frente a la opinión pública. Al contrario, están expresamente obligados a mantener el secreto. Esto recuerda a la omertà, que forma parte del código de honor de la mafia. Nuestros padrinos se sustraen a cualquier control judicial o legal. Gozan de un privilegio que ni siquiera está al alcance de un jefe de la Camorra: la absoluta inmunidad frente al Derecho Penal. (Eso es lo que se dispone en los artículos 32 a 35 del Tratado del MEDE).

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