Rafael Argullol considera el hecho de que la educación en España ocupe un puesto en la cola de los estudios comparativos entre diversos países del mundo. Lejos de considerar que la escuela es la responsable de tal situación, pone el foco en una sociedad en la que se fomenta el analfabetismo, las responsabilidades recaen en individuos reprobables, la incultura se exhibe y se ha apoderado de los poderes del Estado. Por eso, el milagro sería tener una escuela excelente teniendo los Gobiernos y los Parlamentos que tenemos; igual que sería milagrosa una escuela amante de la razón y la argumentación cuando comprobamos, por ejemplo, el galimatías de la retórica del poder judicial posibilitando toda arbitrariedad; así, sería mágico tener una escuela intelectualmente rigurosa en un país de tertulias en las que triunfa el más gritón e inculto; y, finalmente, sería prodigioso tener una escuela que incitara a los jóvenes hacia el cultivo de la libertad de conciencia y el respeto de la verdad cuando se tienen unos medios de comunicación que desprecian lo libre y destruyen lo íntimo.
Sin una buena escuela, a causa de la falta de tradición humanista e ilustrada, concluye Argullol, no hay ciudadanía y, por tanto, el edificio democrático es una casa vacía.
Argullol, Rafael. "Sin crítica no hay libertad". El País 23.12.2012.
Sin una buena escuela, a causa de la falta de tradición humanista e ilustrada, concluye Argullol, no hay ciudadanía y, por tanto, el edificio democrático es una casa vacía.
Argullol, Rafael. "Sin crítica no hay libertad". El País 23.12.2012.
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