El sistema educativo no sólo forma parte del entramado institucional de una sociedad concreta, sino que es fiel reflejo de la misma. A veces, cuando comparamos los sistemas educativos de algunos países entre sí, se producen situaciones de perplejidad cuya causa reside en las diferencias socio-culturales entre los países concernidos. Así lo pude comprobar cuando hace algo más de un par de décadas nos entrevistaba en España la televisión local con motivo de la visita del director de un Gymnasium alemán, algo así como un Instituto de Bachillerato. El periodista le preguntó si la tasa de fracaso escolar era tan elevada en Alemania como en España. El profesor alemán respondió al periodista: - ¿Qué fracaso? No tenemos fracaso.
La misma perplejidad adivinamos en el periodista al entrevistar en El País (15.03.2013) al profesor finlandés Reijo Laukkanen cuando éste afirma que en Finlandia ni se evalúa a los docentes ni se les selecciona mediante un examen porque, entre otras razones, eso sería como perder la confianza en el profesorado, lo cual es impensable en Finlandia. Dado que han alcanzado títulos universitarios, en los que también se confía, para seleccionar al docente basta con una entrevista; y no hace falta evaluarlos porque son los mejores.
En la mente de aquel profesor alemán estaba la idea de que en su centro docente los alumnos iban a pasar de curso en su inmensa mayoría año tras año porque todo el sistema estaba orientado hacia ello: la sociedad ponía los medios adecuados, el profesorado tenía la preparación adecuada, el alumnado estaba ubicado adecuadamente y los padres y madres adquirían la responsabilidad correspondiente. En la mente del profesor Laukkanen está presente la idea de la excelencia del profesorado, la confianza en todo el sistema educativo y en los profesionales a quienes se encomienda tan alta tarea, además de la colaboración de las familias. Ni siquiera admite una evaluación del profesorado puesto que podría interpretarse como una necesidad de establecer el valor del profesorado, poniendo en riesgo la confianza en el mismo, auténtica piedra angular del sistema.
En España se ha venido seleccionando al profesorado más estable mediante exámenes y se discute más bien acerca del tipo de exámenes. Al mismo tiempo, en España la tasa de fracaso escolar es elevada desde hace décadas y no se ha conseguido encontrar una solución pese a sucesivos cambios legales con sus correspondientes gobiernos.
Poner en marcha en España, por ejemplo, medidas como las finlandesas exigiría primero convertir la sociedad española en finlandesa. Por eso no es tan sencillo importar medidas sin más. Es conveniente tener presente cuanto antes que no se cambia un modelo educativo si antes no hay un cambio social que lo sostenga. Por eso en educación es tan importante la pedagogía social que correspondería iniciar a un liderazgo político ampliamente consensuado, especialmente cuando el país necesita tanto de un buen sistema educativo.
La misma perplejidad adivinamos en el periodista al entrevistar en El País (15.03.2013) al profesor finlandés Reijo Laukkanen cuando éste afirma que en Finlandia ni se evalúa a los docentes ni se les selecciona mediante un examen porque, entre otras razones, eso sería como perder la confianza en el profesorado, lo cual es impensable en Finlandia. Dado que han alcanzado títulos universitarios, en los que también se confía, para seleccionar al docente basta con una entrevista; y no hace falta evaluarlos porque son los mejores.
En la mente de aquel profesor alemán estaba la idea de que en su centro docente los alumnos iban a pasar de curso en su inmensa mayoría año tras año porque todo el sistema estaba orientado hacia ello: la sociedad ponía los medios adecuados, el profesorado tenía la preparación adecuada, el alumnado estaba ubicado adecuadamente y los padres y madres adquirían la responsabilidad correspondiente. En la mente del profesor Laukkanen está presente la idea de la excelencia del profesorado, la confianza en todo el sistema educativo y en los profesionales a quienes se encomienda tan alta tarea, además de la colaboración de las familias. Ni siquiera admite una evaluación del profesorado puesto que podría interpretarse como una necesidad de establecer el valor del profesorado, poniendo en riesgo la confianza en el mismo, auténtica piedra angular del sistema.
En España se ha venido seleccionando al profesorado más estable mediante exámenes y se discute más bien acerca del tipo de exámenes. Al mismo tiempo, en España la tasa de fracaso escolar es elevada desde hace décadas y no se ha conseguido encontrar una solución pese a sucesivos cambios legales con sus correspondientes gobiernos.
Poner en marcha en España, por ejemplo, medidas como las finlandesas exigiría primero convertir la sociedad española en finlandesa. Por eso no es tan sencillo importar medidas sin más. Es conveniente tener presente cuanto antes que no se cambia un modelo educativo si antes no hay un cambio social que lo sostenga. Por eso en educación es tan importante la pedagogía social que correspondería iniciar a un liderazgo político ampliamente consensuado, especialmente cuando el país necesita tanto de un buen sistema educativo.
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