La prensa alemana de estos días se ha hecho eco de que en Tallinn (400.000 habitantes, capital de Estonia) el Partido de centro al que pertenece el alcalde Edgar Savisaar obtuvo en 2012 un respaldo del 75% en la consulta popular al respecto de si se quería un transporte público gratuito para los empadronados en la ciudad y para todos los estudiantes. El sistema funciona desde enero de 2013 mediante una tarjeta inteligente (smartcard). El proyecto se financia, entre otros, principalmente a través del cobro de las licencias de aparcamiento y un peaje de acceso para los automóviles. Se quiere romper así la creciente polución atmosférica por el aumento de automóviles, con sus correspondientes embotellamientos además de la disminución del uso de los transportes públicos. En suma se pretende un modelo de ciudad verde, atractiva tanto para la vida como para el turismo, además de con sensibilidad social.
En Hasselt (75.000 habitantes, Bélgica) el transporte público gratuito funciona desde 1997. El resultado de la experiencia aquí fue un menor número de automóviles en la ciudad, reducción de embotellamientos, mejor calidad del aire, así como el aumento de líneas de Bus y sus frecuencias de paso.
Vilnius, Riga y Helsinki están interesadas en el proyecto.
Parece que no todos los gestores de lo público desconfían de su propia capacidad de gestión, incluídos los pertenecientes a partidos de centro o centro-derecha.
En The Independent 28.11.2012 podemos encontrar más experiencias y consideraciones sobre el asunto.
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