viernes, 9 de abril de 2021

Kirksey: El proyecto mutante

 

Eben Kirksey dedica este libro a Lulu y a Nana, las dos niñas que nacieron en octubre de 2018 en China tras la intervención del Dr. Jiankui He, que implantó con éxito los óvulos fertilizados y editados genéticamente en la mujer conocida como P6. En diciembre de 2018 se conocieron los hechos en un congreso internacional sobre el genoma humano en Hong Kong en el que el autor participaba. Al año siguiente se hacía pública la sentencia de cárcel condenando al Dr. He.
El Dr. He había utilizado la técnica de ingeniería genética conocida como CRISPR para tratar de eliminar un gen de modo que las niñas fueran resistentes al virus HIV. Jennifer Doudna había predicho que con dicha técnica "poseemos la capacidad no sólo de editar el ADN de cada inviduo humano sino el ADN de futuras generaciones." La mencionada técnica, que había sido originalmente aportada por el Dr. Francisco Juan Martínez Mojica (Universidad de Alicante), es conocida como CRISPR/Cas9 y permite editar secuencias de ADN como si se tratara de cortar y pegar partes de un texto. Alrededor de esta técnica se generan enormes sumas de dinero y muchos conflictos de interés puesto que las terapias médicas que la utilicen pueden ser revolucionarias. Recientes terápias genéticas contra el cáncer han alcanzado precios de casi medio millón de dólares.
Con su libro, Kirksey quiere dibujar el mapa de cómo la ingeniería genética transforma la humanidad. El autor examina las nuevas formas de poder que se generan alrededor de los especialistas que rediseñan la vida misma. Cree que editar genes no es lo mismo que editar textos. Afirma que CRISPR genera mutantes. Es cierto que cada individuo lo es, pues al nacer contiene entre 40 y 80 nuevas mutaciones, y que éstas continuan produciéndose a lo largo de la vida, de modo que a los 60 años una célula de la piel contiene entre cuatro y cuarenta mil mutaciones como resultado de errores en las copias durante la división celular, o como consecuencia de daños por radiación, rayos o productos químicos. Dicho eso, no es menos cierto que la carrera hacia la modificación genética en humanos ha empezado.
En 1958 Hanna Arendt alertó sobre la capacidad de la ciencia para "producir seres humanos superiores", destrozando la vida natural en el planeta.
En 1978 Steptoe y Edwards crearon el primer bebé probeta. Sufrieron gran controversia mediática y críticas hasta del Papa. Su clínica fue cerrada durante dos años. Recibieron el Nobel en 2010, cuando la fertilización in vitro era una técnica comúnmente utilizada. La técnica in vitro no ha generado el apocalipsis.
Ahora bien, la innovación científica puede producir nuevas formas de desigualdad y discriminación, y al mismo tiempo la ciencia puede ser útil para lograr mayor justicia.

Eben Kirksey: The Mutant Project. 2020, St. Martin's Press, New York.
 

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