A través de la cadena de televisión Phoenix se han podido seguir en directo los congresos federales de diversos partidos políticos alemanes (CDU, Liberales, Verdes, La izquierda, Piratas...). Uno de los temas principales ha sido la situación de la Unión Europea y la posición de Alemania.
Helmut Schmidt ha dado una conferencia hoy en el congreso del partido socialdemócrata alemán (SPD). El ex-canciller ha ofrecido una lúcida visión del pasado con la que alumbrar la estrategia más conveniente para Alemania que, según él, no es otra que una Alemania solidaria que ayuda a la actual débil Unión Europea (UE) para fortalecerla.
Hay que tener en cuenta que las encuestas actuales en Alemania predicen un triunfo del SPD en coalición con los Verdes, aunque la legislatura federal está prevista para el período 2009-2013.
Schmidt ha tomado como hilo conductor los sangrientos conflictos que se han producido históricamente entre el centro y la periferia de Europa cuando unos y otros eran alternativamente más fuertes y débiles y han pretendido dominar a los otros, especialmente en el caso alemán. Ha insistido en que ni siquiera hoy los alemanes deben olvidar esta historia para ser conscientes de que el principal problema al que tienen que enfrentarse es el de una Alemania que se aisla de sus vecinos o que se hace aislar. Cree que no se hace el suficiente hincapié en que durante los 10 años pasados el euro ha sido más estable que el dólar pero también más estable que lo fue el marco alemán los 10 años anteriores. Se queja de que eso no se hace saber y achaca este déficit a los medios, a los periodistas y a los políticos. Añade que lo que ha sucedido ahora es una intensa globalización que nos enfrenta a un futuro incierto. Cuando en el mundo había dos mil millones de personas, Europa suponía un 20% y dominaba el mundo. Pero en 2050 habrá siete mil millones de personas y Europa será un 7% de ese total; al mismo tiempo, en 1950 Europa alcanzaba un 30% de la producción mundial y en 2050 alcanzará un 10%. A la vista de dichos datos, insiste en que Europa sólo podrá ser algo en el mundo si lo hace en común; pero, si los Estados quieren ir por separado, su peso en el mundo ya no alcanzará el porcentaje, sino el tanto por mil. Critica a los gobiernos de los Estados por no llamar a la consciencia de esto. Cree que si los Estados optan por ir en solitario se caerá de nuevo en aquel conflicto entre el centro y la periferia que tantas desgracias ha causado. Por eso cree que la UE es para Alemania una necesidad en el sentido que ya lo indicaron Monnet, Adenauer, Brandt, Kohl... Comprometer a Alemania con Europa. Cree Schmidt que por primera vez tras la II Guerra Mundial se está dañando la confianza que Europa tiene en Alemania. Insiste en que los alemanes tienen que ser conscientes de que los excedentes de Alemania son los déficits de sus países vecinos, por lo que las deudas de éstos deben convertirse en exigencias de solidaridad para Alemania. Si crece la preocupación ante una Alemania dominante, afirma Schmidt que poco tardarían en volver a crecer las ideas contra Alemania, que la dejarían aislada. Recuerda que por ello existe el artículo 23 de la Constitución alemana que obliga a Alemania a colaborar en el desarrollo de la UE, por lo que la ayuda de Alemania resulta insoslayable. Recuerda que los triunfos de Alemania no son sólo sus triunfos, sino también los de muchos otros que le han ayudado. Así, la reunificación de Alemania no se hizo a solas, sino que no hubiera sido posible sin las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial, sin los vecinos, sin la UE, sin el Plan Marshall, sin la OTAN, sin el fin del comunismo... Así que, concluye, Alemania tiene razones para estar agradecida y por ello tiene el deber de la solidaridad también con los vecinos, en lugar de aislarse o hacerse aislar. Cree que esta estrategia en Alemania debería estar por encima de los intereses de los partidos políticos. Recuerda que en ese sentido desde el principio de la UE Alemania ha sido contribuyente neto y era sabido que habría países que serían receptores netos (Grecia, Portugal), pero hasta ahora no se ha puesto en duda la determinación de Alemania de ayudar sin pretender una posición dominante en Europa. Por eso cree que Alemania no debe imponerse a sí misma como modelo, sino sólo presentarse como un ejemplo más entre otros. Trae a colación que reciéntemente Habermas ha dicho que vivimos en la UE por primera vez un retroceso de la democracia, e insiste en que el Parlamento europeo tiene que ganar espacio público en sus propuestas. Le sugiere un campo para actuar: Bancos, finanzas, agencias de rating... Los cuales han tomado como rehenes a los responsables políticos. Concluye que sin la UE habría en el mundo un duopolio entre Washington y Pekín, por lo que cree que si Europa quiere ser algo tiene que actuar unida; pero no con políticas de la deflación, sino con la financiación de proyectos de crecimiento. Refuerza la idea de que sin crecimiento no es posible que ningún Estado sanee sus cuentas públicas. Recuerda que la política de deflación del gobierno alemán de los años 1930-32 condujo a la depresión, ésta al paro, y éste a la caída de la democracia. Por eso conviene recordar que el SPD ya sabe de esto y que lo fundamental del programa de Bad Godesberg fueron los conceptos de democracia, justicia y solidaridad.
Después del discurso, en la sala del congreso, en una Alemania anti-tabaco, mientras los aplausos se extendían por minutos y minutos, Schmidt, de 93 años de edad, se ha fumado un cigarrillo entre las sonrisas de los presentes.
Helmut Schmidt ha dado una conferencia hoy en el congreso del partido socialdemócrata alemán (SPD). El ex-canciller ha ofrecido una lúcida visión del pasado con la que alumbrar la estrategia más conveniente para Alemania que, según él, no es otra que una Alemania solidaria que ayuda a la actual débil Unión Europea (UE) para fortalecerla.
Hay que tener en cuenta que las encuestas actuales en Alemania predicen un triunfo del SPD en coalición con los Verdes, aunque la legislatura federal está prevista para el período 2009-2013.
Schmidt ha tomado como hilo conductor los sangrientos conflictos que se han producido históricamente entre el centro y la periferia de Europa cuando unos y otros eran alternativamente más fuertes y débiles y han pretendido dominar a los otros, especialmente en el caso alemán. Ha insistido en que ni siquiera hoy los alemanes deben olvidar esta historia para ser conscientes de que el principal problema al que tienen que enfrentarse es el de una Alemania que se aisla de sus vecinos o que se hace aislar. Cree que no se hace el suficiente hincapié en que durante los 10 años pasados el euro ha sido más estable que el dólar pero también más estable que lo fue el marco alemán los 10 años anteriores. Se queja de que eso no se hace saber y achaca este déficit a los medios, a los periodistas y a los políticos. Añade que lo que ha sucedido ahora es una intensa globalización que nos enfrenta a un futuro incierto. Cuando en el mundo había dos mil millones de personas, Europa suponía un 20% y dominaba el mundo. Pero en 2050 habrá siete mil millones de personas y Europa será un 7% de ese total; al mismo tiempo, en 1950 Europa alcanzaba un 30% de la producción mundial y en 2050 alcanzará un 10%. A la vista de dichos datos, insiste en que Europa sólo podrá ser algo en el mundo si lo hace en común; pero, si los Estados quieren ir por separado, su peso en el mundo ya no alcanzará el porcentaje, sino el tanto por mil. Critica a los gobiernos de los Estados por no llamar a la consciencia de esto. Cree que si los Estados optan por ir en solitario se caerá de nuevo en aquel conflicto entre el centro y la periferia que tantas desgracias ha causado. Por eso cree que la UE es para Alemania una necesidad en el sentido que ya lo indicaron Monnet, Adenauer, Brandt, Kohl... Comprometer a Alemania con Europa. Cree Schmidt que por primera vez tras la II Guerra Mundial se está dañando la confianza que Europa tiene en Alemania. Insiste en que los alemanes tienen que ser conscientes de que los excedentes de Alemania son los déficits de sus países vecinos, por lo que las deudas de éstos deben convertirse en exigencias de solidaridad para Alemania. Si crece la preocupación ante una Alemania dominante, afirma Schmidt que poco tardarían en volver a crecer las ideas contra Alemania, que la dejarían aislada. Recuerda que por ello existe el artículo 23 de la Constitución alemana que obliga a Alemania a colaborar en el desarrollo de la UE, por lo que la ayuda de Alemania resulta insoslayable. Recuerda que los triunfos de Alemania no son sólo sus triunfos, sino también los de muchos otros que le han ayudado. Así, la reunificación de Alemania no se hizo a solas, sino que no hubiera sido posible sin las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial, sin los vecinos, sin la UE, sin el Plan Marshall, sin la OTAN, sin el fin del comunismo... Así que, concluye, Alemania tiene razones para estar agradecida y por ello tiene el deber de la solidaridad también con los vecinos, en lugar de aislarse o hacerse aislar. Cree que esta estrategia en Alemania debería estar por encima de los intereses de los partidos políticos. Recuerda que en ese sentido desde el principio de la UE Alemania ha sido contribuyente neto y era sabido que habría países que serían receptores netos (Grecia, Portugal), pero hasta ahora no se ha puesto en duda la determinación de Alemania de ayudar sin pretender una posición dominante en Europa. Por eso cree que Alemania no debe imponerse a sí misma como modelo, sino sólo presentarse como un ejemplo más entre otros. Trae a colación que reciéntemente Habermas ha dicho que vivimos en la UE por primera vez un retroceso de la democracia, e insiste en que el Parlamento europeo tiene que ganar espacio público en sus propuestas. Le sugiere un campo para actuar: Bancos, finanzas, agencias de rating... Los cuales han tomado como rehenes a los responsables políticos. Concluye que sin la UE habría en el mundo un duopolio entre Washington y Pekín, por lo que cree que si Europa quiere ser algo tiene que actuar unida; pero no con políticas de la deflación, sino con la financiación de proyectos de crecimiento. Refuerza la idea de que sin crecimiento no es posible que ningún Estado sanee sus cuentas públicas. Recuerda que la política de deflación del gobierno alemán de los años 1930-32 condujo a la depresión, ésta al paro, y éste a la caída de la democracia. Por eso conviene recordar que el SPD ya sabe de esto y que lo fundamental del programa de Bad Godesberg fueron los conceptos de democracia, justicia y solidaridad.
Después del discurso, en la sala del congreso, en una Alemania anti-tabaco, mientras los aplausos se extendían por minutos y minutos, Schmidt, de 93 años de edad, se ha fumado un cigarrillo entre las sonrisas de los presentes.
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