Thomas Kerstan analiza la marcha de la educación en Alemania 10 años después del shock que produjo en este país la publicación del estudio PISA en diciembre de 2001. Antes de aquella publicación Alemania creía tener uno de los mejores sistemas educativos, pero PISA ponía de manifiesto que estaba por debajo de la media internacional en lectura, matemáticas y ciencias naturales; y que incluso uno de cada cuatro quinceañeros no leía ni escribía correctamente (grupo de riesgo). La única primera posición del sistema educativo alemán se reservaba a la desigualdad, puesto que en ningún otro país las competencias estaban tan estrechamente unidas al origen social.
Kerstan presenta la situación en una serie de puntos. A continuación sintetizamos sus afirmaciones que constituyen, a nuestro juicio, un ejemplo de cómo Alemania se pone manos a la obra para mejorar en competitividad internacional también los resultados de su sistema educativo.
1. Antes de PISA el profesorado veía los estudios sobre las competencias del alumnado como una intromisión. La política educativa no intervenía. Nadie sabía lo que realmente había aprendido el alumnado ni qué métodos o condicionantes eran los más efectivos. Dominaba la idea de que la educación no era mensurable. PISA ha puesto de manifiesto que lo fundamental en educación y en el núcleo de la escuela resulta medible y comparable internacionalmente y hoy se acepta por todas partes la comparación de las competencias adquiridas tanto entre centros docentes como entre estados federados. Tal vez el mayor éxito de PISA haya sido que en los centros docentes de nuevo se presta seria atención a las competencias.
2. Si Alemania fue el campeón de la desigualdad educativa, ahora ya no es así sino que se está en un punto intermedio del ranking internacional (PISA 2010). En matemáticas y ciencias naturales los quinceañeros alemanes están por encima de la media internacional, y en lectura han alcanzado al menos la media. Por tanto, los esfuerzos del alumnado y del profesorado, de los padres y de los políticos, han valido la pena. Es motivo de satisfacción especial el hecho de que en Alemania la tasa de alumnado con bajas competencias y en el grupo de riesgo se ha reducido desde una cuarta a una quinta parte.
3. Veinte años atrás la política educativa vivía en una atmósfera envenenada de conflictos ideológicos. Por eso hay que resaltar la valentía de algunos responsables educativos tanto de la CDU como del SPD que en 1997 decidieron la participación de Alemania en los estudios comparativos de competencias tanto internacionales como del interior de Alemania. Pese a los malos resultados en PISA 2001, aquella decisión fue un hecho político de altura. Tras 2001 también conjuntamente algunos políticos de CDU y SPD trazaron un plan inteligente creando un Instituto independiente en la Universidad Humboldt para que desarrollara en Alemania los estándares educativos y supervisara que se alcanzan, para lo cual se pusieron en marcha inspecciones escolares y trabajos de educación comparada.
4. Los estudios PISA han mostrado que la estructura del sistema educativo no es tan importante en relación con las competencias. En Alemania había habido un agrio debate ideológico entre la escuela comprensiva y el sistema de niveles diferenciados. Hoy hay un acuerdo acerca de que puede haber varios sistemas desde los que los mejores alumnos puedan llegar al Bachillerato. Entre los partidos políticos se ha firmado la paz y este tema no forma parte de los debates electorales, con lo que se gana en confianza por parte de padres y alumnado. Seguramente sin los pobres resultados de PISA habría habido en Alemania recortes en educación, pero en la actualidad tales recortes son moderados y en realidad hay más recursos porque el número de alumnado ha decrecido. Aunque todo esto no es motivo de alegría porque para alcanzar la cumbre internacional habría que invertir mucho más dinero.
5. En comparación con otros países, Alemania reaccionó histéricamente ante los malos resultados de PISA. La prensa se dedicó intensamente al análisis de todos los resultados, mientras que en Finlandia o en Francia apenas fueron comentados. Pero la histeria tuvo su recompensa. Otros permanecieron fríos y ahora están peor. Por ejemplo Suecia, antes un modelo, y ahora superada por los alemanes, que también han superado a Francia, Gran Bretaña y USA.
6. A través de PISA se ha redescubierto que lo importante es lo que ocurre en la clase, y especialmente lo que tiene que ver con el profesorado. Otra aportación es que las deficiencias se fraguan en la etapa preescolar, por lo que ahora se ve como necesario que los niños tanto en las familias como en las guarderías entren en una fase educativa mediante actividades lúdicas, aunque no se ha conseguido del todo.
7. No hay que caer en confusiones como la de que son los centros docentes quienes no gestionan bien. Los niveles altos del sistema educativo funcionan bien. Los centros educativos hacen correctamente su trabajo con un 80% del alumnado. El problema está en los centros comprensivos en barrios de grandes ciudades en los que viven los más débiles socialmente y en los que no viven profesores de universidad, ni políticos ni periodistas.
8. Los estudios PISA han puesto de manifiesto que Alemania es un país de inmigrantes, por lo que los centros docentes han tenido que hacer frente a problemas que ellos no han causado y para los que no habían sido dotados. Los padres del 20% del alumnado provienen de la migración, por lo que el dominio de la lengua alemana se convierte en la pieza clave para alcanzar buenas competencias.
9. Hoy la política educativa tiene que actuar, puesto que hay un cambio demográfico y pronto habrá menos alumnos y entre ellos habrá más niños emigrantes situados en los estratos sociales más bajos. Si no se hace nada, en los próximos años se perderán los éxitos actuales. Eso significa que hay que concentrarse en esa quinta parte más desfavorecida del alumnado, con programas para las familias y para fomentar el dominio de la lengua alemana.
10. En el debate educativo ya no tienen cabida mitos como los de que se aprende mejor en clases con menos alumnos. PISA ha mostrado justo lo contrario.
Kerstan, Thomas. Die Zeit, 02/12/2011. Gesellschaft, Schule.
Kerstan presenta la situación en una serie de puntos. A continuación sintetizamos sus afirmaciones que constituyen, a nuestro juicio, un ejemplo de cómo Alemania se pone manos a la obra para mejorar en competitividad internacional también los resultados de su sistema educativo.
1. Antes de PISA el profesorado veía los estudios sobre las competencias del alumnado como una intromisión. La política educativa no intervenía. Nadie sabía lo que realmente había aprendido el alumnado ni qué métodos o condicionantes eran los más efectivos. Dominaba la idea de que la educación no era mensurable. PISA ha puesto de manifiesto que lo fundamental en educación y en el núcleo de la escuela resulta medible y comparable internacionalmente y hoy se acepta por todas partes la comparación de las competencias adquiridas tanto entre centros docentes como entre estados federados. Tal vez el mayor éxito de PISA haya sido que en los centros docentes de nuevo se presta seria atención a las competencias.
2. Si Alemania fue el campeón de la desigualdad educativa, ahora ya no es así sino que se está en un punto intermedio del ranking internacional (PISA 2010). En matemáticas y ciencias naturales los quinceañeros alemanes están por encima de la media internacional, y en lectura han alcanzado al menos la media. Por tanto, los esfuerzos del alumnado y del profesorado, de los padres y de los políticos, han valido la pena. Es motivo de satisfacción especial el hecho de que en Alemania la tasa de alumnado con bajas competencias y en el grupo de riesgo se ha reducido desde una cuarta a una quinta parte.
3. Veinte años atrás la política educativa vivía en una atmósfera envenenada de conflictos ideológicos. Por eso hay que resaltar la valentía de algunos responsables educativos tanto de la CDU como del SPD que en 1997 decidieron la participación de Alemania en los estudios comparativos de competencias tanto internacionales como del interior de Alemania. Pese a los malos resultados en PISA 2001, aquella decisión fue un hecho político de altura. Tras 2001 también conjuntamente algunos políticos de CDU y SPD trazaron un plan inteligente creando un Instituto independiente en la Universidad Humboldt para que desarrollara en Alemania los estándares educativos y supervisara que se alcanzan, para lo cual se pusieron en marcha inspecciones escolares y trabajos de educación comparada.
4. Los estudios PISA han mostrado que la estructura del sistema educativo no es tan importante en relación con las competencias. En Alemania había habido un agrio debate ideológico entre la escuela comprensiva y el sistema de niveles diferenciados. Hoy hay un acuerdo acerca de que puede haber varios sistemas desde los que los mejores alumnos puedan llegar al Bachillerato. Entre los partidos políticos se ha firmado la paz y este tema no forma parte de los debates electorales, con lo que se gana en confianza por parte de padres y alumnado. Seguramente sin los pobres resultados de PISA habría habido en Alemania recortes en educación, pero en la actualidad tales recortes son moderados y en realidad hay más recursos porque el número de alumnado ha decrecido. Aunque todo esto no es motivo de alegría porque para alcanzar la cumbre internacional habría que invertir mucho más dinero.
5. En comparación con otros países, Alemania reaccionó histéricamente ante los malos resultados de PISA. La prensa se dedicó intensamente al análisis de todos los resultados, mientras que en Finlandia o en Francia apenas fueron comentados. Pero la histeria tuvo su recompensa. Otros permanecieron fríos y ahora están peor. Por ejemplo Suecia, antes un modelo, y ahora superada por los alemanes, que también han superado a Francia, Gran Bretaña y USA.
6. A través de PISA se ha redescubierto que lo importante es lo que ocurre en la clase, y especialmente lo que tiene que ver con el profesorado. Otra aportación es que las deficiencias se fraguan en la etapa preescolar, por lo que ahora se ve como necesario que los niños tanto en las familias como en las guarderías entren en una fase educativa mediante actividades lúdicas, aunque no se ha conseguido del todo.
7. No hay que caer en confusiones como la de que son los centros docentes quienes no gestionan bien. Los niveles altos del sistema educativo funcionan bien. Los centros educativos hacen correctamente su trabajo con un 80% del alumnado. El problema está en los centros comprensivos en barrios de grandes ciudades en los que viven los más débiles socialmente y en los que no viven profesores de universidad, ni políticos ni periodistas.
8. Los estudios PISA han puesto de manifiesto que Alemania es un país de inmigrantes, por lo que los centros docentes han tenido que hacer frente a problemas que ellos no han causado y para los que no habían sido dotados. Los padres del 20% del alumnado provienen de la migración, por lo que el dominio de la lengua alemana se convierte en la pieza clave para alcanzar buenas competencias.
9. Hoy la política educativa tiene que actuar, puesto que hay un cambio demográfico y pronto habrá menos alumnos y entre ellos habrá más niños emigrantes situados en los estratos sociales más bajos. Si no se hace nada, en los próximos años se perderán los éxitos actuales. Eso significa que hay que concentrarse en esa quinta parte más desfavorecida del alumnado, con programas para las familias y para fomentar el dominio de la lengua alemana.
10. En el debate educativo ya no tienen cabida mitos como los de que se aprende mejor en clases con menos alumnos. PISA ha mostrado justo lo contrario.
Kerstan, Thomas. Die Zeit, 02/12/2011. Gesellschaft, Schule.
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