miércoles, 15 de agosto de 2012

Lapuente: Enfermedad institucional de España

Lapuente Giné está de acuerdo con Gómez Yáñez (Partidos responsables de la crisis) en que la excesiva politización de la Administración pública ha sido perniciosa en España, como en cualquier otro país, como viene demostrando la literatura específica (Lewis), pues conlleva mayores niveles de corrupción, dejan de estar presentes los incentivos orientados al incremento del conocimiento, hay una gestión menos eficiente, se pierde la orientación hacia los resultados y se termina sovacando la legitimidad democrática.
Sin embargo, a diferencia de Gómez, Lapuente no cree que el núcleo de los problemas en España sean los partidos políticos, puesto que en todas partes se critican los usos antidemocráticos de los partidos. Cree que "la diferencia clave entre [...] los países desarrollados con aparatos estatales más politizados (como España, Grecia, Italia, Portugal, Francia o Bélgica) y los países desarrollados con Administraciones más profesionalizadas (como Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Nueva Zelanda, Canadá o Australia) radica en el marco legislativo de su función pública":
  1. En España se sufre una politización "desde arriba" cuando un grueso número de niveles administrativos queda en manos de personal de confianza política. Por ejemplo un director de un hospital. En otros países se limita este avance, por ejemplo, creando una dirección pública profesional e independiente.
  2. En España se sufre una politización "desde abajo", cuando los funcionarios pasan fácilmente a desempeñar cargos de responsabilidad política. En otros países se intenta separar las carreras profesionales de funcionarios y políticos, por ejemplo, poniendo límites a las actividades políticas de los funcionario o poniendo costes a aquellos empleados públicos que quieran regresar a la carrera funcionarial tras la aventura política. Por el contrario, en España incluso se premia al funcionario asegurándole su puesto de trabajo a modo de red protectora para cuando cese su aventura política, fomentándose así que los empleados que deberían mantener la mayor neutralidad política sean los que más fácil lo tengan para hacer carrera política, siendo en esa carrera en la que pueden alcanzar mayor poder y mejores retribuciones.
Termina Lapuente asegurando que la solución es barata económicamente, pues basta con separar las carreras de políticos y funcionarios, pero es muy costosa políticamente porque en España la mayoría de la élite política son funcionarios que no parece que vayan a poner límites a sus carreras políticas, de modo que se trata de una política colonizada por administradores públicos corporativistas.
Lapuente Giné, Víctor. "La enfermedad institucional de España." El País, 15.08.2012
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