La noción ilustrada de "representación política" se fraguó frente al Antiguo Régimen en el que la tarea dirigente emanaba de un vector divino que ungía al soberano. Al pasar la soberanía del monarca al pueblo, la soberanía popular dividió el poder y lo delegó en sus representantes políticos (poderes legislativo, ejecutivo y judicial). Ejercer la representación política otorgada por el pueblo supone entonces una responsabilidad delegada. Las opciones políticas que ponen el foco en la gobernabilidad tienden a defender la tesis de que los dirigentes políticos, como representantes del pueblo, deben asumir la responsabilidad de tomar decisiones por el pueblo, que a veces no está preparado para saber lo que le conviene a sí mismo. Sin embargo, por "populista" se entiende hoy al representante demagogo que no asume su responsabilidad dirigente y que seduce al pueblo con falsas lisonjas.
Mouffe reivindica un concepto de populismo diferente, alejado de aquella interpretación que quiere relacionarlo con ingobernabilidad e irresponsabilidad. Siguiendo a Ernesto Laclau, cree que el nuevo concepto de populismo descansa en una nueva manera de hacer política que quiere combatir la injusticia del mundo actual en el que se ha dividido la sociedad entre los de abajo y los de arriba. Así, el discurso de Mouffe y Laclau adquiere fuerza en la medida en que sea cierto que, incluso tras las crisis, los ricos sean cada vez más ricos, los pobres lo sigan siendo, y la clase media se vaya empobreciendo. Pese a los ideales teóricos de la sociedad burguesa, el curso de las cosas estaría construyendo de facto una sociedad con unos pocos privilegiados frente a una mayoría creciente de desfavorecidos, quebrando el ideal ilustrado de libertad, igualdad y fraternidad con el que se había luchado precisamente contra los privilegios de la sociedad feudal. La percepción de la feudalización de la sociedad actual (Streeck) resulta entonces clave para que la posición de Mouffe y Laclau se sostenga. Parece exagerado hablar de feudalización, pero si consideramos por un momento que los más ricos y sus grandes empresas apenas pagan impuestos, encontramos enseguida resemblanzas feudalistas (hasta para Adam Smith era imprescindible que contribuyeran más quienes más riquezas tuvieran), y la misma disparidad creciente y privilegiada se puede encontrar hoy en el acceso a la justicia, la educación y la sanidad, dificultándose de manera creciente la movilidad social. A lo que se ha añadido el fenómeno de las élites extractivas. No se trata de que los más capaces o laboriosos obtienen ventajas que repercuten en el bien común, sino que de facto se tiende a la rigidez social consistente en que si has nacido rico, serás rico; si has nacido pobre, serás pobre; y si has nacido en la clase media, seguramente vivirás peor que tus padres.
¿Por qué la estructura social se ha polarizado y tiende a petrificarse si las revoluciones de los siglos XVIII al XX iban en la otra dirección? He aquí el porqué según Mouffe:
Mouffe reivindica un concepto de populismo diferente, alejado de aquella interpretación que quiere relacionarlo con ingobernabilidad e irresponsabilidad. Siguiendo a Ernesto Laclau, cree que el nuevo concepto de populismo descansa en una nueva manera de hacer política que quiere combatir la injusticia del mundo actual en el que se ha dividido la sociedad entre los de abajo y los de arriba. Así, el discurso de Mouffe y Laclau adquiere fuerza en la medida en que sea cierto que, incluso tras las crisis, los ricos sean cada vez más ricos, los pobres lo sigan siendo, y la clase media se vaya empobreciendo. Pese a los ideales teóricos de la sociedad burguesa, el curso de las cosas estaría construyendo de facto una sociedad con unos pocos privilegiados frente a una mayoría creciente de desfavorecidos, quebrando el ideal ilustrado de libertad, igualdad y fraternidad con el que se había luchado precisamente contra los privilegios de la sociedad feudal. La percepción de la feudalización de la sociedad actual (Streeck) resulta entonces clave para que la posición de Mouffe y Laclau se sostenga. Parece exagerado hablar de feudalización, pero si consideramos por un momento que los más ricos y sus grandes empresas apenas pagan impuestos, encontramos enseguida resemblanzas feudalistas (hasta para Adam Smith era imprescindible que contribuyeran más quienes más riquezas tuvieran), y la misma disparidad creciente y privilegiada se puede encontrar hoy en el acceso a la justicia, la educación y la sanidad, dificultándose de manera creciente la movilidad social. A lo que se ha añadido el fenómeno de las élites extractivas. No se trata de que los más capaces o laboriosos obtienen ventajas que repercuten en el bien común, sino que de facto se tiende a la rigidez social consistente en que si has nacido rico, serás rico; si has nacido pobre, serás pobre; y si has nacido en la clase media, seguramente vivirás peor que tus padres.
¿Por qué la estructura social se ha polarizado y tiende a petrificarse si las revoluciones de los siglos XVIII al XX iban en la otra dirección? He aquí el porqué según Mouffe:
- "Fue el resultado del consenso establecido entre los partidos de centroderecha y de centroizquierda sobre la idea de que no había alternativa a la globalización neoliberal. Bajo el imperativo de la modernización se aceptaron los diktats del capitalismo financiero globalizado y los límites que imponían a la intervención del Estado y a las políticas públicas. El papel de los Parlamentos y de las instituciones que permiten a los ciudadanos influir sobre las decisiones políticas fue drásticamente reducido. Así fue puesto en cuestión lo que representa el corazón mismo de la idea democrática: el poder del pueblo."
Según Mouffe, una vez identificadas las fuerzas políticas que han contribuido a que la sociedad se dividiera entre los de arriba y los de abajo, o que han fracasado en el intento de que no ocurriera tal cosa, procede la aparición de nuevos movimientos populistas para "darle al pueblo la voz que le ha sido confiscada por las élites [...] Concebido de manera progresista, el populismo, lejos de ser una perversión de la democracia, constituye la fuerza política más adecuada para recuperarla y ampliarla en la Europa de hoy."
Mouffe, Chantal. "El momento populista". El País, 10.06.2016, opinión.
Mouffe, Chantal. "El momento populista". El País, 10.06.2016, opinión.
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