domingo, 15 de abril de 2012

Carlin: El futuro de Europa

Con motivo de la crisis financiera (2008-2010) George Soros creó el Institute for New Economic Thinking que estos días celebra en Berlín una conferencia bajo el lema "Paradigma perdido. Repensando Economía + Política" (abril 2012). Uno de los foros trata sobre el futuro de Europa, y en ese marco ha participado Wendy Carlin, profesora de Economía en el University College London. Carlin había venido analizando la crisis de la eurozona y publicó un interesante artículo: 10 cuestiones sobre la crisis de la eurozona y si puede resolverse (2011).
En su intervención, Carlin ha considerado que el problema principal que ha acontecido en la eurozona durante el período de vigencia de la moneda única (1999-2011) es que se han practicado diferentes conductas por un lado en la zona norte (Alemania, Benelux, Austria y Finlandia) y por otro lado en los países del sur (Grecia, Portugal, España e Italia). En la zona sur no ha habido compromiso para evitar que los salarios y costes se alejaran de la productividad. Dado que tal cosa sí que ocurrió en el período de Bretton Woods (1955-1967), tal vez haya que encontrar en la concepción misma de la eurozona alguna causa de los problemas. En la eurozona se pretendía que la economía funcionara sin intervención de los gobiernos. Pero mientras que en la zona norte el sector privado ha ajustado los salarios a la productividad porque las diferentes instituciones han funcionado para que se produjera tal ajuste; sin embargo, en el sur esas instituciones han estado ausentes, y la política ha estado lejos de procurarlo. Los indicadores de gobernanza señalan que en el período de vigencia de la moneda única en el sur se han seguido incumpliendo las leyes mucho más que en los países del norte, ha habido todavía un menor control de la corrupción y la efectividad de los gobiernos del sur se ha desplomado todavía más que antes del período del euro, al tiempo que el tamaño de la economía sumergida ha seguido siendo mayor en el sur. Así pues, durante el período del euro, la distancia entre el norte y el sur ha aumentado en este respecto. Considera que, a la luz de ello, hay dos tipos de economías en la eurozona: la del norte fuertemente enraizada en el sector privado, no dependiente de la política, con instituciones tradicionales que funcionan, con sistemas de formación orientados a la industria, a elevadas competencias, a la innovación y a la manufactura, con políticas fiscales restrictivas que inducían a la propia coordinación del sector privado; mientras que el modelo del sur ha buscado un crecimiento basado en productos no manufacturados con la característica de un déficit sustancial y el endeudamiento privado en el exterior. Así, con un crecimiento del PIB semejante al de Italia, la productividad crecía más en Alemania así como crecían menos los salarios en Alemania.
Tras la crisis se ve claro que para tener éxito en el seno de la eurozona los países miembros tenían que permitir un crecimiento de los costes laborales ajustados a la inflación y disponer de unas instituciones que permitieran trasladar a las conductas económicas de manera real y coordinada los posibles golpes económicos en el sector privado. Si el sector privado no realiza este ajuste, tiene que hacerlo la política mediante ajustes fiscales, cosa que no ha ocurrido, como por ejemplo se ve en España a la vista de aquel gran crecimiento seguido de un más rápido hundimiento.
Considera que en la actualidad hay tres posibles escenarios:
  1. Seguir como ahora con la flexibilidad del BCE para controlar el pánico y esperar que funcionen la austeridad y las reformas estructurales.
  2. Decidirse por un compromiso político hacia una Europa federal con eurobonos y una solidaridad federal.
  3. Una eurozona en el norte y un sur fragmentado.
Cree que la primera opción sobrevalora las posibilidades de éxito de las medidas de austeridad, porque ignora la raíz del problema especialmente a causa de la divergencia de conductas en la eurozona.
Prefiere el segundo escenario teniendo en cuenta que los eurobonos tendrían que introducirse condicionalmente en función de cambios conductuales.



En una intervención posterior a la de Carlin, George Soros ha dicho con toda claridad que en esta crisis Alemania tendrá que asumir pérdidas y que sólo le queda elegir entre la catástrofe de destinar parte de sus fondos a la solidaridad en la eurozona, u optar por la catástrofe de volver al marco alemán.

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