López Peña considera que las causas de que la corrupción política sea relevante tiene que ver con el diseño de las instituciones [Acemoglu+Robinson]. Si las instituciones no exigen una rendición de cuentas y una responsabilidad aparejada, el sistema se pervierte. Cree que en España los márgenes de impunidad que permite la legislación son mayores que en otros países, lo que explicaría el mayor índice de corrupción y pone ejemplos:
- Un alcalde puede dar una licencia de obra en un suelo no urbanizable incluso con informes técnicos en contra, sin tener apenas responsabilidad aunque el Ayuntamiento luego tenga que pagar indemnizaciones si un juez obliga a ello.
- Un cargo público puede no presentar cuentas o presentarlas con muchos errores y no le pasa nada. Puede pasarle a la institución que representa, pero sería más lógico que pagara él, y no los ciudadanos por su mala gestión.
- Un cargo público puede gastar por encima del presupuesto aprobado sin que le pase nada, dejando la deuda para el futuro comprometiendo el patrimonio personal de los ciudadanos. Sería más lógico que comprometiera su propio patrimonio por haber hecho uso de cantidades no autorizadas.
- Los cargos públicos contratan personal al margen de cualquier procedimiento basado en el mérito y la capacidad y, como además los interinos acaban siendo personal estable, se produce un daño a la administración pública sin que el causante sufra ningún daño.