Según nos anuncia la prensa escrita, El País 15/01/2011, la laborista británica Abrahams ha ganado en una elección parcial el escaño del Parlamento británico -House of Commons- correspondiente a Oldham East y Saddleworth (Norte de Inglaterra). La pequeña historia de este caso resulta relevante porque esta elección parcial se produce después de que un tribunal anulara el resultado electoral de dicha circunscripción en el marco de las elecciones generales de 2010, que auparon a la actual coalición conservadora-liberal de Cameron y Clegg hasta el Gobierno del Reino Unido.
Con independencia del análisis político sobre el hecho de que los electores han optado de nuevo por elegir a un representante de los laboristas, lo que nos interesa analizar en este momento son sobre todo las razones por las que el juzgado correspondiente anuló la elección del primer ganador laborista, Phil Woolas, tras la reclamación del perdedor de la misma, el liberal Watkins, la cual condujo a la celebración de un juicio que desembocó en la sentencia anulatoria.
En el resumen que el propio tribunal superior de justicia hace de la sentencia de 03/12/2010 se señalan los fundamentos de la misma:
Dice el tribunal (2) que la investigación del caso se produce a petición de Watkins sobre la base de que cinco afirmaciones publicadas por el equipo de campaña de Woolas constituían prácticas ilegales contrarias al artículo 106, referido a las falsas afirmaciones sobre candidatos, de la Ley de representación del pueblo de 1983, que tiene su origen en la disposición de 1895 la cual trata de asegurar que las elecciones se celebren libre y limpiamente.
El tribunal precisa (3) que, ante un tribunal electoral de primera instancia, Woolas aceptó la responsabilidad de las afirmaciones y que las mismas tenían el propósito de influir en la elección.
Considera el tribunal (4) que, en aquel tribunal electoral, Watkins probó tres de las cinco tesis en las que se basaba su reclamación contra Woolas:
1. Era falsa y se hizo sin cuidado la afirmación de que Watkins había incumplido la promesa de vivir en la cirscunscripción.
2. Era mentira la afirmación de que Watkins buscó el apoyo de extremistas que promovieron violencia extrema contra Woolas .
3. Era mentira la afirmación de que Watkins no quiso rechazar el apoyo hacia él por parte de un grupo extremista y de que no condenó las amenazas violentas de aquellos extremistas.
Por otro lado, el tribunal (5) hace patente que el tribunal electoral concluyó, sobre la base de aquellos hechos, que aunque las afirmaciones fueron hechas en relación con la posición política de Watkins, también fueron afirmaciones en relación con el carácter personal y la conducta de Watkins y constituyen una práctica ilegal contraria al artículo 106 antes citado, por lo que consideró que según la legislación los hechos tienen el efecto de que anula la elección y prohibe a Watkins ser miembro del Parlamento durante 3 años.
El tribunal (6) refleja que Woolas pidió a un tribunal administrativo que investigara la interpretación del tribunal electoral para que se cambiara la interpretación del artículo 106 puesto que en una interpretación más propia ninguna de las afirmaciones lo serían en relación al carácter personal o a la conducta de Watkins.
El tribunal constata (7) que el tribunal administrativo admitió que tenía jurisdicción para considerar la interpretación del artículo 106 y, sobre la base de los hechos establecidos por el tribunal electoral, concluyó que:
1. Un tribunal electoral tiene que decidir si una afirmación se refirió a la conducta personal o carácter del candidato, o si se refería al carácter político. No pueden ser ambas.
2. La primera afirmación no se hizo en relación con el carácter personal o la conducta de Watkins. Aunque fuera una afirmación que implicaba que no se podía confiar en él, era una afirmación en relación con su posición política.
3. La segunda afirmación ha ido más allá de una afirmación sobre la posición política de Watkins para ser una afirmación sobre su carácter personal en tanto que era un hombre que aprueba la violencia extrema.
4. La tercera afirmación ha ido más allá de una afirmación sobre la posición política de Watkins para ser una afirmación sobre su carácter personal en tanto que rechaza condenar las amenazas de extrema violencia.
El tribunal (8) considera que se debe confirmar la decisión del tribunal electoral.
Naturalmente el candidato Woolas argumentó en la prensa británica que el tribunal electoral impedía hacer análisis políticos e impedía a los votantes la libertad de elección, pero la cuestión importante es si conviene o no que en los procesos electorales se puedan hacer afirmaciones falsas sobre las personas sin consecuencias importantes. En la actualidad en España podemos observar que se imponen multas a los partidos por determinadas infracciones electorales. No hemos visto todavía que ningún candidato pierda un escaño. Es obvio que los poderes podrían establecer y ejecutar reglamentaciones y sanciones que fueran más eficaces en la lucha contra la crispación y la falsedad en la contienda política; de tal manera que fuera previsiblemente real que un candidato podría ver anulada su elección cuando se demostrara que hubiera vertido afirmaciones falsas sobre sus adversarios y, además, la resolución fuera tan rápida que no le permitiera apenas disfrutar los beneficios de la elección al tiempo que limitara el daño al electorado. Notemos a este respecto que, en el caso que analizamos, las elecciones generales en el Reino Unido se celebraron el 6 de mayo de 2010, el 3 de diciembre de 2010 el candidato Woolas ya había perdido su escaño, y el 14 de enero de 2011 ya se había elegido nuevo representate.
Así pues, si no se adoptan medidas de este tipo, ¿queremos realmente que las falsedades, mentiras y crispación salgan de la contienda política? ¿Queremos realmente que las elecciones se celebren de manera libre y limpia?
Con independencia del análisis político sobre el hecho de que los electores han optado de nuevo por elegir a un representante de los laboristas, lo que nos interesa analizar en este momento son sobre todo las razones por las que el juzgado correspondiente anuló la elección del primer ganador laborista, Phil Woolas, tras la reclamación del perdedor de la misma, el liberal Watkins, la cual condujo a la celebración de un juicio que desembocó en la sentencia anulatoria.
En el resumen que el propio tribunal superior de justicia hace de la sentencia de 03/12/2010 se señalan los fundamentos de la misma:
Dice el tribunal (2) que la investigación del caso se produce a petición de Watkins sobre la base de que cinco afirmaciones publicadas por el equipo de campaña de Woolas constituían prácticas ilegales contrarias al artículo 106, referido a las falsas afirmaciones sobre candidatos, de la Ley de representación del pueblo de 1983, que tiene su origen en la disposición de 1895 la cual trata de asegurar que las elecciones se celebren libre y limpiamente.
El tribunal precisa (3) que, ante un tribunal electoral de primera instancia, Woolas aceptó la responsabilidad de las afirmaciones y que las mismas tenían el propósito de influir en la elección.
Considera el tribunal (4) que, en aquel tribunal electoral, Watkins probó tres de las cinco tesis en las que se basaba su reclamación contra Woolas:
1. Era falsa y se hizo sin cuidado la afirmación de que Watkins había incumplido la promesa de vivir en la cirscunscripción.
2. Era mentira la afirmación de que Watkins buscó el apoyo de extremistas que promovieron violencia extrema contra Woolas .
3. Era mentira la afirmación de que Watkins no quiso rechazar el apoyo hacia él por parte de un grupo extremista y de que no condenó las amenazas violentas de aquellos extremistas.
Por otro lado, el tribunal (5) hace patente que el tribunal electoral concluyó, sobre la base de aquellos hechos, que aunque las afirmaciones fueron hechas en relación con la posición política de Watkins, también fueron afirmaciones en relación con el carácter personal y la conducta de Watkins y constituyen una práctica ilegal contraria al artículo 106 antes citado, por lo que consideró que según la legislación los hechos tienen el efecto de que anula la elección y prohibe a Watkins ser miembro del Parlamento durante 3 años.
El tribunal (6) refleja que Woolas pidió a un tribunal administrativo que investigara la interpretación del tribunal electoral para que se cambiara la interpretación del artículo 106 puesto que en una interpretación más propia ninguna de las afirmaciones lo serían en relación al carácter personal o a la conducta de Watkins.
El tribunal constata (7) que el tribunal administrativo admitió que tenía jurisdicción para considerar la interpretación del artículo 106 y, sobre la base de los hechos establecidos por el tribunal electoral, concluyó que:
1. Un tribunal electoral tiene que decidir si una afirmación se refirió a la conducta personal o carácter del candidato, o si se refería al carácter político. No pueden ser ambas.
2. La primera afirmación no se hizo en relación con el carácter personal o la conducta de Watkins. Aunque fuera una afirmación que implicaba que no se podía confiar en él, era una afirmación en relación con su posición política.
3. La segunda afirmación ha ido más allá de una afirmación sobre la posición política de Watkins para ser una afirmación sobre su carácter personal en tanto que era un hombre que aprueba la violencia extrema.
4. La tercera afirmación ha ido más allá de una afirmación sobre la posición política de Watkins para ser una afirmación sobre su carácter personal en tanto que rechaza condenar las amenazas de extrema violencia.
El tribunal (8) considera que se debe confirmar la decisión del tribunal electoral.
Naturalmente el candidato Woolas argumentó en la prensa británica que el tribunal electoral impedía hacer análisis políticos e impedía a los votantes la libertad de elección, pero la cuestión importante es si conviene o no que en los procesos electorales se puedan hacer afirmaciones falsas sobre las personas sin consecuencias importantes. En la actualidad en España podemos observar que se imponen multas a los partidos por determinadas infracciones electorales. No hemos visto todavía que ningún candidato pierda un escaño. Es obvio que los poderes podrían establecer y ejecutar reglamentaciones y sanciones que fueran más eficaces en la lucha contra la crispación y la falsedad en la contienda política; de tal manera que fuera previsiblemente real que un candidato podría ver anulada su elección cuando se demostrara que hubiera vertido afirmaciones falsas sobre sus adversarios y, además, la resolución fuera tan rápida que no le permitiera apenas disfrutar los beneficios de la elección al tiempo que limitara el daño al electorado. Notemos a este respecto que, en el caso que analizamos, las elecciones generales en el Reino Unido se celebraron el 6 de mayo de 2010, el 3 de diciembre de 2010 el candidato Woolas ya había perdido su escaño, y el 14 de enero de 2011 ya se había elegido nuevo representate.
Así pues, si no se adoptan medidas de este tipo, ¿queremos realmente que las falsedades, mentiras y crispación salgan de la contienda política? ¿Queremos realmente que las elecciones se celebren de manera libre y limpia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario. En breve será publicado.
Thanks for your comment. It will be published as soon as possible.